Segundo round
entre estos dos pesos pesados de la industria del entretenimiento. En esta
entrada, ahondaremos en el aspecto que más cabreó a King: el tratamiento de los
personajes. El proceso hater de King hacia Kubrick alcanzó su cénit. Comencemos:
Wendy
En el libro, Wendy
es una amalgama de mujer luchadora, fuerte y con cierto grado de sensibilidad.
En la película, es un personaje pusilánime y débil. Según King, Kubrick le aplica cierto
grado de misoginia y “está ahí para gritar y hacer el idiota”. Sin embargo, Kubrick afirmaba que no veía coherente
que una mujer con las características de la novela pudiera aguantar tanto
tiempo a un hombre como Jack Torrance.
En mitad de esta algarabía, la actriz Shelley
Duvall aportó su granito de arena y criticó la novela afirmando que Kubrick cogió una novela de segunda para
realizar una película de primera. Esta inquina por parte de Duvall se origina al ver que King, en una de las visitas al set, no parecía muy impresionado por la
elección de la actriz.
Shelley Duvall explicaba
que en el momento del rodaje sufrió ciertos problemas personales que le
acarrearon más de un disgusto. Sufría cierta ansiedad por estar lejos de casa y
además había padecido recientemente una ruptura sentimental. Como curiosidad, esa
relación rota fue con el artista Paul
Simon, el de Simon & Garfunkel.
En el making of, la
actriz muestra mechones de cabello que se le desprenden por el estrés. Es más,
en una escena tienen que tumbar a la actriz por un ataque de ansiedad. De cara
a la galería, ella lo arreglaba con un clásico “Kubrick era muy exigente pero sacó lo mejor de mí” pero la
realidad es que el trato del director dejó mucho que desear. A partir de la 35ª
toma, Kubrick empezaba a ver “bien” la
escena y eso hizo mella en el reparto. En la escena de la escalera, la actriz sufrió
un estado de deshidratación y heridas en las manos por aguantar el bate tanto
tiempo. Para más inri, Kubrick ordenó
al resto del equipo que ignorara a la actriz. Todo este suplicio se supone que
era para que la actriz “viviera” su personaje. Personalmente, no soy muy
partidario del método Stanislavski radical. Sino echarle un ojo al
documental de Jim Carrey en Man of the Moon y veréis el significado
de la palabra “insoportable”. Para más inri, Shelley Duvall y Kubrick
fueron nominados a los Razzies y a la actriz se le acusó de sobreactuar. La
realidad es que Kubrick se pasó “tres Maines” con la actriz.

En la novela, Wendy
era rubia y de un físico imponente. Estas características coincidieron en la miniserie donde la actriz elegida fue la
estupenda Rebecca de Mornay. Shelley Duvall era todo lo contrario al
pensamiento de King. Hubo cierto
baile de candidatas en la elección de la actriz para el personaje de Wendy. Por ejemplo, Jack Nicholson quería a Jessica
Lange que coincidió con ella más tarde en el Cartero siempre llama dos veces (1981). Aún así, Jack Nicholson reconoció que pocas veces
había visto a un actor asumir un papel tan difícil como el que interpretó Shelley Duvall en el Resplandor. Además, en mi cursillo CCC de otoño
de guionista me enseñaron que era perder el tiempo describir la apariencia de los
personajes en tu historia ya que a las altas esferas les importa bien poco. Para tu guión puedes pensar en
Christian Bale pero tranquilamente
verás a Danny DeVito si lo decide el
director o productor.

Actualmente, es una pena ver los problemas mentales que
padece la actriz. Cogí mucho cariño a su personaje de Olivia en la película Popeye estrenada el mismo año que el
Resplandor. Me encantaba de niño. Y enlazo esta película porque la actriz en
una última entrevista afirmaba que Robin
Williams estaba vivo y que cambiaba de forma continuamente.
La hija de Kubrick,
Vivian Kubrick, que fue la persona
que filmó el making of del
Resplandor, mostró su indignación por la denigrante entrevista que mostró a una
Shelley Duvall no muy equilibrada. Se
inició una recolecta para la actriz pero no llegó a buen puerto.
Jack Torrance
King acusa a Kubrick de no entender el personaje
reflejado en la novela y en parte, el escritor tiene razón. Kubrick muestra a un Jack Torrance
totalmente ido desde la escena de inicio. Nada más comenzar la peli, el padre
le cuenta a su hijo de cinco años una agradable historia de canibalismo y Wendy se lo recrimina. En la novela, es Wendy quién piensa sobre el tema de la expedición Donner que recurrió al canibalismo
para sobrevivir. Pero sólo la imagina al ver que podía quedarse atrapada en el
hotel por la nieve.
En el libro, sí que el padre explica a su hijo el cuento de Barbazul y Wendy se mosquea. El cuento de Barbazul
trataba de un hombre que asesinaba a sus esposas en una habitación y a su mujer
“actual” le pedía que no mirara en aquella estancia. Hasta que mira. Danny recuerda esa historia cuando se
posa delante de la habitación 217.
King quería a Jon Voight o a Michael Moriarty para Jack
Torrance. El estudio deseaba a Harrison Ford, Robert de Niro o Robin Williams. Kubrick no propuso sino que impuso a Jack Nicholson y así se
quedó.
Nicholson aceptó
su papel en el Resplandor sin muchos obstáculos ya que arrastraba el follón de Polanski con una menor en la casa del
susodicho y en este papel, vio una oportunidad de aislarse del juicio mediático
en Inglaterra.
Más detalles de la divergencia entre el Jack novelesco y el fílmico. Por ejemplo, en la peli Jack nada más entrar en el hotel
Overlook, repasa visualmente a unas jovencitas demostrando que es el padre del
año. En la novela, Jack Torrance es un padre comprometido y
familiar totalmente rehabilitado de sus problemas con el alcohol. La locura de Jack Torrance
en la novela es progresiva y transmite cierto ademán de combatirla pero en la
película ya viene desequilibrado de casa.
En los dos formatos, se comparte el accidente de Jack con su hijo y el inicio de la
desconfianza de Wendy. En un
altercado, Jack recoge con tanta
fuerza a Danny que le fractura el
brazo. Cuando Danny es agredido por
la señora podrida de la bañera dejándole heridas visibles; sin meditarlo, Wendy culpabiliza a Jack dado su historial violento. Un historial de violencia que en
la novela se amplía cuando Jack
pierde su trabajo de profesor por atizar a uno de sus alumnos.
El Jack Torrance de King se transforma en un monstruo porque es poseído por los
fantasmas del Hotel Overlook. El Jack
Torrance de Kubrick libera toda su ira homicida retenida gracias al despertar
que le causan las alucinaciones del Hotel Overlook. Resulta apasionante la disyuntiva
que propone Kubrick al espectador con
las visiones espectrales de Jack.
¿Son delirios de Jack o existen de
verdad? No se sabe aunque la liberación de Jack
de la despensa por parte del fantasmal Grady
parece decantar la balanza hacia un lado.
Este abismo hacia la locura se acentúa con las apariciones de Lloyd (el barman), la visión de la fiesta de máscaras y la charla con el fantasma
del antiguo conserje, Grady (el que
se cargó a sus hijas). Grady incita a
Jack a dar a su familia un severo
correctivo en la famosa escena del lavabo rojo. Un baño rojo que refleja el
clásico Redrum (habitación roja) y el
célebre Murder. En la novela no hay
baño rojo pero sí la conversación. Además, en la novela se reincide en el
mensaje ya que hay un párrafo donde Jack
escucha la voz de su padre a través de una radio que le incita a que acabe con
su familia. En la película, con el mensaje de Grady ya va servido para asesinar.
No extenderé mis alabanzas sobre la interpretación de Jack Nicholson
porque simplemente es su personaje. Pocos actores disponen de un aspecto ideal
de cabrón para poder interpretarlo. Quizá un Christopher Walken o un Brad
Dourif que fue un candidato muy válido para el Joker de Nicholson. Curioso.
Danny Torrance:
Danny, el hijo
adorable de la familia, posee un poder excelso telepático y dispone de
habilidades precognitivas. A Danny le
acompaña su amigo imaginario, Tony,
que en la película lo conocemos gracias a
su célebre movimiento de dedo índice. Gesto que según dicen, improvisó el
propio actor ya que a Kubrick le
importaba un pimiento el tema del amigo imaginario. En la novela, Tony es un
ente psíquico crucial en la trama, ya que salva a la familia dirigiendo a Danny a la caldera del hotel. Es su
ángel de la guarda. Según el libro, Tony, sería como una proyección de Danny con diez años más.
También, tanto en la novela como en la película, Danny parece que tenga una inteligencia
superior por ciencia infusa (o por esplender) a pesar de rondar los cinco años.
El hecho de eliminar sus pisadas en el laberinto de nieve o de intuir que su padre
no activó la caldera en la novela, me abruma (y me chirría) en las dos
versiones. Danny fue interpretado por
el actor David Lloyd que por lo que
se ve fue su única intervención en el cine. ¿No es otra fantástica curiosidad
que el apellido del actor sea el nombre del camarero fantasmal del Overlook?
Nos vemos en un tercer round. Sed buenos.