domingo, 19 de diciembre de 2021

Mis Tazos: Primera parte: Looney Toones (o Tiny Toones) & los Chiquitazos.

 

Dispongo de una caja de zapatos donde guardo con nostalgia lo que fue mi universo Tazo. He sido poco de apostar y de jugar a esas partidas tradicionales de tazos. Simplemente, el hecho de jugar, perder y que me chorizaran mis reliquias de cartón, me tocaba profundamente la moral. Por tanto, tengo de todos los tazos que recolecté durante mi adolescencia gracias a la ingesta de grasas saturadas en forma de patata.

La partida clásica consistía en que todos los jugadores pactaban la cantidad de tazos que se iban a apostar y formaban altas torres con los tazos boca abajo. Entonces, cada jugador, por turnos, arreaba con su tazo estrella al tazo superior de la pila intentando que cayera la mayor cantidad de tazos posible. Después, se examinaban los tazos caídos y los que quedaran boca arriba pasaban a ser propiedad del jugador participante.  

El origen de todo este intrincado fue Matutano y su esquizofrénica colección de tazos de Looney Tunes. Los tazos “estándar” se encontraban sueltos en las bolsas pequeñas de 25 pesetas. Es más, los llamaban los Matutazos.

Según los estudiosos, este éxito tiene origen mejicano y su nombre es Pedro Padierna. Este buen hombre recordó un juego de su infancia que consistía en golpear chapas de botellas lo más lejos posible. Este juego se denominaba taconazos y su acotación derivó al término “tazos”. Después, PepsiCo se encargó de que dicho cartón circular traspasara mares y océanos hasta llegar a nuestros colmados o tiendas de ultramarinos (o badulakes).

Os presento mis reliquias. Obviamente, no tengo las colecciones enteras pero sí que dispongo de una gran cantidad.

Es curioso que de la amplia gama de colecciones de tazos que se originaron, la que más se recuerde (y con razón) sea la tirada de Chiquito de la Calzada. Los maravillosos chiquitazos, que si no erro, venían en bolsas de boca bits. Les tengo un gran cariño porque aquel personaje marcó y llenó de humor la década de los 90.


Tazos de Looney Toones:

Los personajes desarrollaban distintos ejercicios con el sufijo –azo. Torerazo, fontanerazo… entre otros ¿Torerazo?. Primera categoría con puntuación de 1.


Mega tazos:

Los personajes de Tiny Toons son presentados con ese fondo epiléptico tan característico del “Eso es todo amigos”. Categoría con puntuación de 3.


Magic Tazos:

Confeccionada con imágenes lenticulares donde cambia el dibujo según el ángulo de observación. Original colección con puntuación de 2.


Super tazos:

Esta colección se centraba en los dibujos animados del monstruo de Tasmania y sus compis. Segunda categoría con puntuación de 2.


Máster tazos:

Tazos de un grosor considerable, manufacturados en plástico que destruían cualquier columna (tanto de cartón como vertebral). Este contundente tazo surgía de bolsas de patatas de más empaque y precio. 


¡Bonus track!:

¿No sabes donde almacenar tus tazos? ¡Panini te da la solución!

Tubo archivador de tazos con un útil clip, ideal para su sujeción en el pantalón de pana. Además, dispone de un muelle para que el primer tazo siempre permanezca a la vista y al alcance de tu mano.

 

Feliz navidad y felices fiestas.


domingo, 3 de octubre de 2021

El resplandor (1980) VS El resplandor (1977) – ¡Round Two!

 

Segundo round entre estos dos pesos pesados de la industria del entretenimiento. En esta entrada, ahondaremos en el aspecto que más cabreó a King: el tratamiento de los personajes. El proceso hater de King hacia Kubrick alcanzó su cénit. Comencemos:

Wendy

En el libro, Wendy es una amalgama de mujer luchadora, fuerte y con cierto grado de sensibilidad. En la película, es un personaje pusilánime y débil. Según King, Kubrick le aplica cierto grado de misoginia y “está ahí para gritar y hacer el idiota”. Sin embargo, Kubrick afirmaba que no veía coherente que una mujer con las características de la novela pudiera aguantar tanto tiempo a un hombre como Jack Torrance. En mitad de esta algarabía, la actriz Shelley Duvall aportó su granito de arena y criticó la novela afirmando que Kubrick cogió una novela de segunda para realizar una película de primera. Esta inquina por parte de Duvall se origina al ver que King, en una de las visitas al set, no parecía muy impresionado por la elección de la actriz.

Shelley Duvall explicaba que en el momento del rodaje sufrió ciertos problemas personales que le acarrearon más de un disgusto. Sufría cierta ansiedad por estar lejos de casa y además había padecido recientemente una ruptura sentimental. Como curiosidad, esa relación rota fue con el artista Paul Simon, el de Simon & Garfunkel.

En el making of, la actriz muestra mechones de cabello que se le desprenden por el estrés. Es más, en una escena tienen que tumbar a la actriz por un ataque de ansiedad. De cara a la galería, ella lo arreglaba con un clásico “Kubrick era muy exigente pero sacó lo mejor de mí” pero la realidad es que el trato del director dejó mucho que desear. A partir de la 35ª toma, Kubrick empezaba a ver “bien” la escena y eso hizo mella en el reparto. En la escena de la escalera, la actriz sufrió un estado de deshidratación y heridas en las manos por aguantar el bate tanto tiempo. Para más inri, Kubrick ordenó al resto del equipo que ignorara a la actriz. Todo este suplicio se supone que era para que la actriz “viviera” su personaje. Personalmente, no soy muy partidario del método Stanislavski radical. Sino echarle un ojo al documental de Jim Carrey en Man of the Moon y veréis el significado de la palabra “insoportable”. Para más inri, Shelley Duvall y Kubrick fueron nominados a los Razzies y a la actriz se le acusó de sobreactuar. La realidad es que Kubrick se pasó “tres Maines” con la actriz.

En la novela, Wendy era rubia y de un físico imponente. Estas características coincidieron en la  miniserie donde la actriz elegida fue la estupenda Rebecca de Mornay. Shelley Duvall era todo lo contrario al pensamiento de King. Hubo cierto baile de candidatas en la elección de la actriz para el personaje de Wendy. Por ejemplo, Jack Nicholson quería a Jessica Lange que coincidió con ella más tarde en el Cartero siempre llama dos veces (1981). Aún así, Jack Nicholson reconoció que pocas veces había visto a un actor asumir un papel tan difícil como el que interpretó Shelley Duvall en el Resplandor. Además, en mi cursillo CCC de otoño de guionista me enseñaron que era perder el tiempo describir la apariencia de los personajes en tu historia ya que a las altas esferas les importa bien poco. Para tu guión puedes pensar en Christian Bale pero tranquilamente verás a Danny DeVito si lo decide el director o productor.

Actualmente, es una pena ver los problemas mentales que padece la actriz. Cogí mucho cariño a su personaje de Olivia en la película Popeye estrenada el mismo año que el Resplandor. Me encantaba de niño. Y enlazo esta película porque la actriz en una última entrevista afirmaba que Robin Williams estaba vivo y que cambiaba de forma continuamente.

La hija de Kubrick, Vivian Kubrick, que fue la persona que filmó el making of del Resplandor, mostró su indignación por la denigrante entrevista que mostró a una Shelley Duvall no muy equilibrada. Se inició una recolecta para la actriz pero no llegó a buen puerto.

Jack Torrance


King acusa a Kubrick de no entender el personaje reflejado en la novela y en parte, el escritor tiene razón. Kubrick muestra a un Jack Torrance totalmente ido desde la escena de inicio. Nada más comenzar la peli, el padre le cuenta a su hijo de cinco años una agradable historia de canibalismo y Wendy se lo recrimina. En la novela, es Wendy quién piensa sobre el tema de la expedición Donner que recurrió al canibalismo para sobrevivir. Pero sólo la imagina al ver que podía quedarse atrapada en el hotel por la nieve.


En el libro, sí que el padre explica a su hijo el cuento de Barbazul y Wendy se mosquea. El cuento de Barbazul trataba de un hombre que asesinaba a sus esposas en una habitación y a su mujer “actual” le pedía que no mirara en aquella estancia. Hasta que mira. Danny recuerda esa historia cuando se posa delante de la habitación 217.

King quería a Jon Voight o a Michael Moriarty para Jack Torrance. El estudio deseaba a Harrison Ford, Robert de Niro o Robin Williams. Kubrick no propuso sino que impuso a Jack Nicholson y así se quedó.


Nicholson aceptó su papel en el Resplandor sin muchos obstáculos ya que arrastraba el follón de Polanski con una menor en la casa del susodicho y en este papel, vio una oportunidad de aislarse del juicio mediático en Inglaterra.

Más detalles de la divergencia entre el Jack novelesco y el fílmico. Por ejemplo, en la peli Jack nada más entrar en el hotel Overlook, repasa visualmente a unas jovencitas demostrando que es el padre del año. En la novela, Jack Torrance es un padre comprometido y familiar totalmente rehabilitado de sus problemas con el alcohol. La locura de Jack Torrance en la novela es progresiva y transmite cierto ademán de combatirla pero en la película ya viene desequilibrado de casa.  

En los dos formatos, se comparte el accidente de Jack con su hijo y el inicio de la desconfianza de Wendy. En un altercado, Jack recoge con tanta fuerza a Danny que le fractura el brazo. Cuando Danny es agredido por la señora podrida de la bañera dejándole heridas visibles; sin meditarlo, Wendy culpabiliza a Jack dado su historial violento. Un historial de violencia que en la novela se amplía cuando Jack pierde su trabajo de profesor por atizar a uno de sus alumnos.

El Jack Torrance de King se transforma en un monstruo porque es poseído por los fantasmas del Hotel Overlook. El Jack Torrance de Kubrick libera toda su ira homicida retenida gracias al despertar que le causan las alucinaciones del Hotel Overlook. Resulta apasionante la disyuntiva que propone Kubrick al espectador con las visiones espectrales de Jack. ¿Son delirios de Jack o existen de verdad? No se sabe aunque la liberación de Jack de la despensa por parte del fantasmal Grady parece decantar la balanza hacia un lado.

Este abismo hacia la locura se acentúa con las apariciones de Lloyd (el barman), la visión de la fiesta de máscaras y la charla con el fantasma del antiguo conserje, Grady (el que se cargó a sus hijas). Grady incita a Jack a dar a su familia un severo correctivo en la famosa escena del lavabo rojo. Un baño rojo que refleja el clásico Redrum (habitación roja) y el célebre Murder. En la novela no hay baño rojo pero sí la conversación. Además, en la novela se reincide en el mensaje ya que hay un párrafo donde Jack escucha la voz de su padre a través de una radio que le incita a que acabe con su familia. En la película, con el mensaje de Grady ya va servido para asesinar.

 

No extenderé mis alabanzas sobre la interpretación de Jack Nicholson porque simplemente es su personaje. Pocos actores disponen de un aspecto ideal de cabrón para poder interpretarlo. Quizá un Christopher Walken o un Brad Dourif que fue un candidato muy válido para el Joker de Nicholson. Curioso.

Danny Torrance:


Danny, el hijo adorable de la familia, posee un poder excelso telepático y dispone de habilidades precognitivas. A Danny le acompaña su amigo imaginario, Tony, que en la película lo conocemos gracias a su célebre movimiento de dedo índice. Gesto que según dicen, improvisó el propio actor ya que a Kubrick le importaba un pimiento el tema del amigo imaginario. En la novela, Tony es un ente psíquico crucial en la trama, ya que salva a la familia dirigiendo a Danny a la caldera del hotel. Es su ángel de la guarda. Según el libro, Tony, sería como una proyección de Danny con diez años más.

También, tanto en la novela como en la película, Danny parece que tenga una inteligencia superior por ciencia infusa (o por esplender) a pesar de rondar los cinco años. El hecho de eliminar sus pisadas en el laberinto de nieve o de intuir que su padre no activó la caldera en la novela, me abruma (y me chirría) en las dos versiones. Danny fue interpretado por el actor David Lloyd que por lo que se ve fue su única intervención en el cine. ¿No es otra fantástica curiosidad que el apellido del actor sea el nombre del camarero fantasmal del Overlook?

Nos vemos en un tercer round. Sed buenos.


viernes, 6 de agosto de 2021

El resplandor (1980) VS El resplandor (1977) – ¡Round One!

 

Qué doblaje ¿eh? Maravilloso ¿eh? En fin. Tenía curiosidad por comprender esa herida abierta que sufre Stephen King desde que se estrenó el Resplandor de Stanley Kubrick (1980). No me explicaba que la calidad de la película desencadenara una inquina latente en nuestro escritor respecto a su novela publicada en 1977. La lucha de egos de estos dos estrambóticos artistas no me ha dejado indiferente y he dividido este estudio en tres rounds para observar que artista queda tirado en la lona.

Se ha dicho todo (hasta demasiado) de la película, por esta razón intentaré que mi ensayo ahonde en lo humano y en la disyuntiva Kubrick-King. Por cierto, expongo spoilers de la novela y de la película. Sé que han pasado más de 30 años de las obras pero también entiendo que a veces la vida no da para más y es menester avisar de la “espoleirización” de mis escritos.


"El libro es caliente y la película es fría. El libro acaba en fuego y la película en hielo”

El origen del Resplandor de Stephen King aconteció mientras el escritor se hospedaba en un hotel de una “pedanía” del estado de Colorado. En este estado se sitúa, tanto en la novela como en la película, el célebre Hotel Overlook donde acarrearán todos los sucesos paranormales y por ende, normales. Una noche King soñó como su hijo de tres años era perseguido por una manguera de incendios por los pasillos del hotel y la idea le brotó. Esa pesadilla de King fue plasmada en la novela y el personaje de Danny también es acosado por dicha manguera. ¿Saben cómo se llamaba el hotel donde se hospedaba el señor King? Hotel Stanley ¿Kubrick? No. Nada que ver pero la casualidad es de traca.

King se hospedó en la misma habitación que se muestra en la novela: Habitación 217. Aspecto que el mismo hotel no esconde en su web con el objetivo de atraer visitantes. Es más, el mismo hotel tiene un fantástico catálogo donde aconsejan a los “ghost hunters” hospedarse en otras habitaciones como la 401, 407 o la 428 donde los poltergeist comparten lecho con el invitado. El escritor pernoctó en el hotel fuera de temporada y no había huéspedes y este concepto también se refleja en los dos formatos de la ficción: el aislamiento.

Supuesto fantasma en el Hotel Stanley
Supuesto fantasma en el Hotel Stanley

Varias vivencias en ese hotel inocularon en King los pasajes del Resplandor. Por ejemplo, el aislamiento que le produjo la estancia, su visita al bar tras recorrer largos corredores o un hilo musical constante que le recordaba a esos clásicos bailes de máscaras. Además, en un macabro homenaje, el escritor llamó al asesino del Hotel Overlook de la novela igual que al barman que le atendió en el Hotel Stanley: El señor Grady. También se comenta que en el salón de baile del Hotel Stanley, aun estando vacío, se puede escuchar un piano tocado por el fantasma de la mujer de Freelan Stanley, propietario del hotel. Un hotel con “encanto”.

Realmente, a Kubrick le encantó la novela y le vio potencial pero la mutiló y modificó hasta alcanzar su versión. En un inicio, Kubrick y King estuvieron trabajando en sinergia pero al director se le empezó a ir la cabeza y llamaba a King a altas horas de la madrugada para preguntarle si creía en dios. El escritor define muy acertadamente en una frase como fueron las conversaciones de King y Kubrick sobre la escritura del guión: “Cuando hablabas con él, realmente nunca estaba ahí”. Finalmente, Kubrick terminó la película sin la ayuda de King. La película se fue versionando y recortando según el continente donde se estrenara y según la escena donde atacara la crítica. Cuenta la leyenda que Kubrick contrataba a personal para que se dirigieran a los cines en bicicleta y recortaran los fotogramas exactos que no quería emitir. Muy loco todo.

Stephen King inició su proceso hater y definió la película como una tragedia doméstica con leves matices sobrenaturales y la acusó de ser poco literal a su novela. El escritor tiene varios ejemplos de película “poco literal” a su novela. Por ejemplo, me viene a la memoria el Fugitivo de Richard Bachman (pseudónimo de King) interpretada en el celuloide por mi amado Arnold Schwarzenegger. La obra cinematográfica Perseguido, dirigida por el “Starsky” Paul Michael Glaser, se parecen como un huevo a una castaña si se visiona con ojitos novelísticos. Sin embargo, las dos versiones me parecen muy interesantes y no me estremezco al afirmar que la película de Schwarzenegger es mucho más divertida y emblemática que la novela. En la conclusión del libro, a King se le va la pinza con intestinos y vísceras enganchados en los paneles de control de un avión, etc. Muy loco todo again.

“No cualquiera puede ser escritor. No cualquiera puede ser guionista”.

En un libro, el escritor es dios pero en una película, el escritor (o guionista) incordia y es prescindible tanto para el productor como para el director. Y King quiso romper esa regla no escrita y no pudo ser. Y menos con Kubrick que te va respondiendo que sí mientras te va cerrando la puerta lentamente en los morros.

En mi cursillo CCC de verano de guionista me enseñaron que una página de guión equivale a un minuto de película. El libro del Resplandor contiene 560 páginas aproximadamente. Reducir un libro con un gran número de páginas a una duración estándar de una película (no duración Scorsese) y que te quede bonito, es una tarea hercúlea. King afirmaba que para explicar sus obras en pantalla prefería que se realizaran en formato serie. Claro y yo. Por esta razón, al escritor le chifla la miniserie del Resplandor (1997) de Mick Garris. Claro. Dicha serie tiene una duración de 270 minutos y además, es un copy-paste de la novela.

 

Por regla general, un guionista cuando relata su historia desconoce por completo los medios técnicos de una película (tiempos, limitaciones técnicas, productores tocapelotas, dinero…). Kubrick era guionista, jefe de decoradores, operador de cámara y director. Se le podría llamar que Kubrick era un hombre orquesta. Y King quiso intervenir en lides que desconocía. En 1986, King rodó su única experiencia detrás de las cámaras con La Rebelión de las máquinas y le salió rana. En ese instante, King aprendió que trasladar una historia al cine no era lo mismo que plasmarla en un papel. Para cualquier duda se lo puede preguntar a Frank Miller cuando filmó aquella aberración titulada The Spirit.  

Me parece un detalle muy cómico que en la película, el coche de la familia Torrance fuera de color amarillo y en la novela se lea que es de color rojo; ya que al final de la película, el personaje Dick Hallorann conduce hasta el hotel y se encuentra con un coche rojo aplastado por un camión. ¿Creéis que hay un mensaje intencionado de Kubrick a King que simboliza un “mira que hago con tu novela y con tu opinión aplastando tu cochecito rojo”? Me encantaría. Tengo que añadir que en la novela, ese pasaje existe pero no se dan detalles sobre el accidente.

Además, en 2013, otro grande como David Cronenberg criticó a Kubrick por el Resplandor, afirmando que el director no entendía el género de terror. También aseveró que el problema de Kubrick era su obsesión de obtener éxitos comerciales en sus películas. No estoy de acuerdo con la opinión del maestro Cronenberg. ¿Qué tipo de director busca un éxito de taquilla con películas como la Naranja Mecánica o Lolita? Haciendo ese tipo de películas lo único que se logra son limitaciones en su estreno por el tema de edades y una bonita censura según el país.

En aquella época, King estaba crecido ya que otra adaptación suya, Carrie (1976) de Brian De Palma, lo había petado. Sin embargo, a Kubrick con fama de hombre hermético, se la sudó bastante y rechazó leer el tratamiento de King para la película. Después de enterrar a King definitivamente, el director contrató a Diane Johnson, finalista del premio Pulitzer (ese galardón que ahora regalan) para escribir el guión junto a él. A Diane Johnson le debemos la frase de la máquina de escribir: “Sólo trabajo y nada de juego, hacen de Jack un chico aburrido”.

Como curiosidad, Kubrick quería que Diane se quedara en su casa familiar para trabajar juntos pero alertaron a la escritora del control enfermizo del director y se negó. A Diane también le debemos las críticas más feroces y sutiles a la novela de King. En unas declaraciones afirmaba que era interesante ver como un libro bastante malo y pretencioso resultaba eficaz. Pum! In your face.

Y para calmar las aguas, Kubrick decía que el final de la novela era poco interesante ya que Halloran salvaba al niño y a la madre. En la película, Kubrick no tiene reparos y se carga a Halloran con un buen golpe de hacha. Según el director, este giro propicia al espectador una sensación de que ya no hay escapatoria.

La realidad es que haciendo un análisis objetivo, King tenía razón de su disgusto ya que Kubrick interpretó la novela a su imagen y semejanza. Y por su parte, King quiso ser una mosca cojonera que los galones de Kubrick no permitieron. Pero donde King se sintió más traicionado es, sin duda, en la evolución de los personajes.

Continuará…

jueves, 6 de mayo de 2021

El origen y el álbum “Las Tortugas Ninja” de Panini.



Gracias a la compra de cromos por parte de familiares y conocidos, conseguí completar esta maravilla de álbum basado en la serie de dibujos animados de las Tortugas Ninja. En la década de los 90 mis ingresos iban destinados a Phoskitos y poco más.

Me imagino a los creadores de las Tortugas Ninja, Kevin Eastman y Peter Laird, intentando vender sus quelonios antropomórficos que dominan el arte del ninjitsu a grandes editoriales. La partida de caja y la mofa inicial seguro que fueron épicas. Actualmente, no sería nada descabellado ofrecer unos personajes de tal calibre a grandes productoras, viendo el éxito de series como Bob Esponja y sus colegas, Calamardo y Patricio.

Tal y como explica el documental de Nerdflix, The Toys That Made Us, los fundadores de las tortugas Ninja se conocieron en un supermercado y cuando Kevin vio un póster de su ídolo Jack Kirby en la pared de su compañero, se hicieron inseparables. Fundaron Mirage Studios en 1983, una editorial independiente con sede en un salón. La misma editorial que refleja el álbum que sostengo entre mis manos.

El comienzo del poder tortuga se originó a raíz del intento de venta de un personaje robótico llamado Fugitoid y que salió rana (o tortuga). Kevin Eastman, del cachondeo del fracaso, dibujó una tortuga con antifaz y un nunchaku para que su compañero esbozara una sonrisa. Entonces, su compañero, Peter Laird, le siguió la broma y amplió el escuadrón "tortuguil". Mediante esta información, podríamos afirmar que Michelangelo fue la primera tortuga ninja de la historia. Pensaron que sería buena idea y autopublicaron su primer cómic de las Tortugas Ninjas en un tono adulto y oscuro. Y el resto es historia (y franquicia). Llegó el éxito.

Obviamente, si querían llegar a un público más amplio deberían potenciar más el humor y la diversión en sus historias con el objetivo de llegar al público infantil. Este cambio de matiz, permitiría crear una línea de juguetes y lanzar una serie de dibujos animados para todos los públicos. Lo que viene siendo pasar de Zack Snyder a Joss Whedon.

Este cambio de tono en sus historias no evitó que fueran rechazados por Mattel entre otras empresas de renombre. Sin embargo, la empresa de juguetes de Hong Kong, Playmates, apostó por las tortugas e invirtió un millón y medio de dólares para crear una miniserie de cinco episodios con el fin de sacar una línea de juguetes. Se contrató a la empresa MWSinc con el showrunner, David Wise, que había trabajado para capítulos de He-Man y Transformers. Se adjudicó a las tortugas un color y una personalidad para que el niño se identificara con el carácter de una de ellas.

También, se solicitó al célebre Chuck Lorre, que en aquella época era más humilde (y más pobre), y compuso el tema principal. Un opening que no podemos negar que es muy molón. En 1987, se emite la serie de dibujos animados con los juguetes sin acabar y el resto vuelve a ser historia (y franquicia otra vez). ToysRus distribuye los juguetes de las Tortugas Ninja y en 1990 lo petan con la película invirtiendo 13 millones de dólares y ganando más de 200 millones de dólares. Un señor pastizal.

Como curiosidad, en el primer boceto de las tortugas ninja disponían de cola pero al observar la figura de frente parecía que se les asomaba “el cowabunga” y no era muy pudoroso. Fue cercenada en la edición final.

El álbum de Panini.

El álbum se compone de 32 páginas y consta de 252 cromos más un póster muy chulo con pegatinas plateadas de los villanos de la serie. Se puede ver a Shredder (Trinxant), Bebop, Rocksteady (Rocamassissa), los soldados de clan del pie o aquel aborto llamado Krang de la dimensión X que tiene un aire al enano de Mad Max: En la cúpula del trueno. También aparece una abuela con metralleta que me tiene bastante loco ya que no he podido situar en el álbum.

En mi juventud, fui muy fan de estos héroes de medio caparazón y adquirí diversas figuras y vehículos. Dispongo de vagos recuerdos de la primera película y todos ellos con cariño. En breve, adquiriré la trilogía de los 90 que es uno de mis deseos a corto plazo (actualización: en breve digo, que optimismo). El álbum costaba 95 pesetas y en su primera página se observan a nuestros héroes y al maestro Splinter (Estellicó) en formato cromo “galvanizado” que molaba mucho.

Analizando el álbum reconozco palabras realmente prodigiosas como April es algo melindrosa, “substancia mutógena” (este último palabro, a priori ni existe), la grupa del dinosaurio o como a la quinta tortuga le baila el nombre entre Zach y Zack. Reconozco que soy un poco tocapelotas con ese tipo de detalles pero en productos destinados a colecciones, se supone que han pasado por varios correctores y me pone un poco enfermo. Me reflejan dejadez, excesiva rapidez por cumplir plazos o que los textos vienen de alguna traducción del esperanto. Un poquito de amor, por favor.


El álbum está basado en la serie de dibujos animados y sus cromos representan frames de capítulos que van desde la primera a la tercera temporada. Me constan siete episodios que se emitieron entre el 1987 y el 1989:

  • Tras la pista de las tortugas: Episodio 1 de la primera temporada. Título original: Huellas de tortuga.

Aparece la reportera April O’ Neal que provisionalmente será la única aliada que tienen las tortugas fuera de las alcantarillas. April investiga un hurto de un material científico perpetrado por guerreros ninja pero en el transcurso del caso, unos punks sexagenarios la acorralan (dos de estos punks mutarán en Bebop y Rocksteady).

April es salvada por nuestros quelonios antropomórficos y conoce al maestro Splinter (antes llamado Hamato Yoshi). Splinter da la chapa a April sobre cómo fue desterrado de su dojo por una argucia de su rival. El maestro le recita cómo pasó de vivir con lujos en Japón a entrenar ratas y tortugas en las alcantarillas de Nueva York. Hasta que algún desaprensivo roció un potente mutágeno (mutógeno según el álbum) y las tortugas se transformaron en casi humanos. A Splinter, ese líquido compuesto de uranio y detritus, le salpicó mientras acariciaba un roedor y por eso ofrece esa apolínea cara de rata. Nombró a las tortugas como a los artistas que admiraba: Leonardo, Donatello, Rafaello (Raphael) y Michelangelo. Y el resto es historia (y franquicia).




  • La invasión  de las ranas punk. Episodio 8 de la segunda temporada. Título original: La invasión de las ranas novatas.

Enfrentamiento épico entre ranas vestidas con un outfit hawaiano y nuestras tortugas. Hay un giro dramático de guión en su conclusión.


  • Irma se hace notar. Episodio 3 de la tercera temporada. Título original: Irma se convierte en gigante.

Aparición estelar del personaje de Irma (que no Inma), amiga de April, y que en este episodio es declarada peligro nacional por un tema de rayos ultravioleta. Personaje recurrente en futuros capítulos y que en un par de ellos la dejan como una busca maridos con necesidades insatisfechas.

 

  • La quinta tortuga. Episodio 8 de la tercera temporada. Título original: La quinta tortuga.

¡La quinta tortuga! Interpretado por el clásico fan repelente que se viste con una tapa de cubo como caparazón y se cree algo.


  • Verde de celos. Episodio 21 de la tercera temporada. Título original: Celos verdes.

Nuestros villanos inoculan drogas de amor en pizzas y convierten a las tortugas en vulnerables objetivos. Menos mal que Donatello estaba indispuesto y al no ingerir tal po(R)ción, consigue averiguar el plan de Shredder y revertir el conjuro sentimental del resto de tortugas.


  • Tortugas en el centro de la tierra. Episodio 10 de la tercera temporada. Título original: Tortugas en el núcleo de la tierra.

Nuestros villanos abren un portal al mundo primitivo enviando un diplodocus a la ciudad.


  • Los cuatro mosqueteros. Episodio 16 de la tercera temporada. Título original: Las cuatro mosquetortugas. Por Alejandro Tortumas. 

Maravilloso ese adhesivo con Krang y sus padres viviendo tiempos felices en la Dimension X. La verdad que aflora cierta lástima por el engendro.



¡Cowabunga! Y se despide el señor Repe. Un abrazo.