viernes, 16 de diciembre de 2016

Mis canciones favoritas de dudosa heterosexualidad.





Desde siempre he llevado un reproductor de música adherido a mi persona. Empecé con el Walkman, que iba sujeto a mi tejano con aquella pinza tan útil. Pero aquel aparato voluminoso suponía un bulto sospechoso debajo de la camiseta y además, su peso excesivo era incompatible con el pantalón de chándal-pijama tan aclamado en aquella época. Después me adapté al Discman (o sandwichera) pero el mío no llevaba pinza y lo sujetaba aprisionando el aparato (el discman) contra la goma del calzoncillo y mi ingle. Un show. Más tarde, adquirí el glorioso Mp3 para pasar en un abrir y cerrar de ojos, al Mp4. Sin embargo, mi avaricia quería más y más y para poder saciar mi apetito pedí a los reyes de Oriente un Ipod. No un Ipad, un Ipod, y Touch.



Los Ipod’s no tienen precios muy populares pero su forma ergonómica y su pantalla enorme y táctil, hacen del aparato (el ipod), un reproductor muy atractivo. Por ahora bien. Hasta que uno instala un horroroso software llamado Itunes. Porque para Apple, el copiar y pegar de toda la vida, no es moderno, no es hipster y es un sistema anticuado destinado para la plebe. Es demasiado intuitivo. Por no hablar de la posibilidad de que haya dos Ipods en una casa usando el mismo Itunes, entonces “las sincronisadas” de las canciones con el aparato son de lo más divertido. Una mañana, puedes despertarte que tu Nothing else matters de Metallica ha sido sustituido por el Somos novios de Armando Manzanero porque tu madre ha conectado su Ipod en el Itunes de tu PC. ¿Y la radio? Por favor... que el flamante Ipod lleve algo tan arraigado como la vieja radio es de fósiles tecnológicos. Para más inri, el cacharrito tiene el hardware necesario para recibir (o emitir) señal de radio pero a los señores de Apple no les sale de las pelotas si no es con Wifi.


En fin… el otro día paseaba con mi Ipod y caí en la curiosidad de que quizá adoraba canciones de dudosa heterosexualidad pero que satisfacían mis necesidades musicales. Realizando un sesudo estudio sobre qué música se catalogaba como “canciones gay’s”, o en su defecto, de tinte muy femenino, he podido extraer cinco melodías que llevo conmigo y que despiertan en mi ser, el Kevin Kline que todos llevamos dentro pero que no dejamos aflorar.



Nadie de mi generación se ha librado de bailar el Will Survive de Gloria Gay-nor y su baile en la discoteca ya apuntaba maneras. Recuerdo como todos los machos alpha de la sala nos cogíamos en corro y realizábamos movimientos pélvicos a lo “paquito el chocolatero”. EH! Eh!. Otro movimiento improvisado, al ver que la canción no terminaba, era el de dar patadas al aire como si fuéramos vedettes del Moulin Rouge, todos cogidos. Lo estoy pasando mal escribiendo esto. Tampoco mi estirpe se ha escapado de danzar con los fabulosos Village People, con coreografía incluida en el YMCA, con Britney Spears, Loco Mía, Lady Gaga, Mika, Cher, Mónica Naranjo…etc’s.



Pero no es momento de esconderse y quiero compartir mi top 5 de canciones catalogadas como gay’s, o como excesivamente blandas, y que escucho con orgullo. En mi caso, con orgullo a secas.

5. Cindy Lauper – Girls just want to have fun (1983)

“Algunos chicos cogen una chica bonita y la esconden del resto del mundo. Yo quiero ser la que camina al sol” y su pegadizo estribillo “Las chicas solo quieren divertirse”.

Poco más a desarrollar. White and in bottle, milk. Es una canción que me causa buen rollo y en su videoclip toda la familia y cualquier individuo que se tercie acaba bailando la melodía pegadiza de Cindy Lauper. Además tengo asociada la voz de Cindy Lauper a los Goonies, motivo por el cual hace que aún me produzca más simpatía. La cantante tiene una hermana lesbiana y ha escrito canciones destinadas al colectivo homosexual. Muy icónica.



4. Madonna – Open your heart (1986)

“Abre tu corazón a mí, nene. Yo sostengo la cerradura y tú sostienes la llave. Abre tu corazón… que te daré amor si tú traes la llave”.

Con el horroroso “políticamente correcto” que recorre nuestra era, estoy seguro de que este videoclip hubiera sido censurado y vapuleado en Twitter, pero a mí, personalmente, me despertaba un rollo enamoradizo bastante singular. El videoclip nos mostraba a un niño que se colaba en un Peep Show donde Madonna bailaba sensualmente en el centro. Al final del vídeo, Madonna le planta un beso en los morros al niño y se fugan los dos bailando el tema. Obviamente, el vídeo alcanzó una polémica desorbitada por parte de feministas y por parte de castrados conservadores. Fue un "ni pa tí ni pa mí".

Si hay iconos gay’s en potencia, Madonna rompe moldes. Como Cindy Lauper, Madonna tiene un hermano homosexual y criticó ferozmente la homofobia de la industria musical en el 1990, ya dando muestras de su lucha a favor del colectivo.



3. Whitney Houston - I Wanna Dance With Somebody (Who Loves Me) (1987)

“Necesito a un hombre que aproveche la oportunidad de un amor que arda lo suficiente para durar”

Como macho heterosexual esa frase es idónea. I Wanna Dance With Somebody es una canción alegre, de despertador, de pegar un salto de la cama con una felicidad extrema y empezar con ilusión un nuevo día. Lástima que la canción sólo duré cinco minutos y que el resto del día sea más como el tema de Crash Test Dummies – Mmmm.
Me caía bien Whitney Houston. Elementos como la película “El Guardaespaldas”, el gorgorito de I will always love you o el temazo buenrollista, típico de anuncio de cereales, How I will now, lo avalan. Nunca imaginé que muriera con tan solo 48 años y que llevara una vida tan de mierda. Un pena. Participó en conciertos benéficos para la lucha contra el sida y hace poco ha salido a la palestra una relación lésbica que mantuvo con su mejor amiga y asistente, Robyn Crawford.



2. Backstreet Boys – I want it that way (1999)

Yo soy tu fuego? Tu único deseo, si, sé que es muy tarde pero lo quiero de esa manera.

Si eras un tío y te gustaba una boy band, era igual a estar muerto en el instituto y/o a ser una nenaza. Es más, en mi defensa, en aquellos tiempos no me atraía el tema para nada. Sin embargo, que escuche con agrado I want it that way, tiene su explicación coetánea y su vivencia nostálgica. 

Este tema era el elegido por los Dj’s de mis lugares habituales de ocio como “canción lenta”. Y ese instante significaba el trampolín de valentía necesario para conocer bellas damas en un baile agarrado. Y era gracioso; porque cuando sonaban los primeros acordes del tema, se mascaba la tragedia, la tensión se cortaba con navaja de Albacete y uno era capaz de prever su propia humillación si se producía el rechazo de la fémina a la petición del rito danzante.

Lo más anecdótico es que, a día de hoy, te puedo tatarear sin pestañear casi 10 canciones de los Backstreet Boys. Te queremos Nick!



1. Paradisio – Bailando (1996).

“Sí señor, efectos especiales yé yé yé. Sí señor, una tentación, yé yé y yé”. Profundidad narrativa.

El nivel de incomprensión del sentido de la letra de esta canción es equiparable al valor nostálgico que me provoca. O sea, incalculable. Si uno analiza las lyrics, sin la melodía encima, dan ganas de lanzarse por un balcón. Pero si se dispone de la música, esas notas tan pegadizas, como alga de mar en glúteo, son imposibles de olvidar. Además, la canción lleva intrínseca una alegría y un jolgorio que alcanza niveles gaylord bastante elevados. Pero no tengo miedo a reconocer que he pasado mis mejores noches con esta canción, en aquellas peñas típicas de pueblo celebrando sus fiestas patronales. Y es que lo daba todo aunque sonara la canción del telecupón.

La canción fue compuesta por el grupo belga eurodance llamado Paradisio y unos años más tarde fue versionada por la atractiva Loona.



Aquí este post musical. Si queréis abriros al mundo con alguna canción imposible de declarar en público, seréis bienvenidos y bienvenidas y se guardará el anonimato y la anonimata. Un abrazo y felices polvorones.