Los 80 desprendían imaginación y fantasía a mansalva y el
público aceptaba con normalidad este tipo de género. Ideas como una máquina de clonar ninJas, un asesino
reencarnado en un muñeco de juguete o un yogurt mortal copaban aquellas
estanterías de los vídeoclubs más glamurosos. Y esta vez escribo sobre la cinta In-Natural
o La Cosa en Méjico o The Stuff en USA (1985). Cada zona le adjudica el
nombre que le surge del bajo vientre.
La historia es de lo mejor que uno se puede tirar a la cara.
En una mina, un trabajador encuentra una sustancia espumosa y cremosa en la
nieve. Ni corto ni perezoso coge tal manjar y se lo introduce en la boca con
agradable resultado. De repente, aquel yogur dulce y cremoso pasa de la boca del minero a
distribuirse en todos los supermercados del país gracias a su adictivo sabor y sin que ninguna ley alimentaria le tosa.
Sin embargo, la competencia de “postres
unidos” ve peligrar su negocio ya que esta nueva sustancia entra con fuerza en el mercado. Para tal revés, esta organización contrata a un
exagente del FBI (Michael Moriarty)
convertido a espía industrial para que destape la fórmula secreta de tal vianda.
No quiero dejarme en el tintero que este agente viste con traje y botas y que
repite el mismo horroroso chiste cada vez que dice su nombre (en latino poderoso).
Esta sustancia, que a mi ver es de origen extraterrestre, invade
y controla el cuerpo del consumidor tras su ingesta, al más puro estilo La invasión de los ladrones de cuerpos (1956). Es más, la paranoia comunista de aquellas películas de ciencia ficción de los 50 es similar a esta cinta, ya que hay “algo de fuera”
que deshumaniza nuestra sociedad y en este caso se trata de un yogur. Además The Stuff aporta
una crítica voraz al consumismo donde si no comes ese yogur estás fuera del
rebaño. Y esto le sucede al niño de la película
que es el primero en observar como ese postre se mueve por sí solo como
ensaladilla rusa en un bar de carretera y su familia no le cree mientras engulle tal postre.
En un fabuloso instante de la cinta, vemos como
se derrama el producto en una pared y la madre mientras lo limpia espeta que aquello es maravilloso porque aparte de ser bajo en calorías, no deja manchas. Más tarde, el púber entra en un súper y todo enervado destruye el yogur de los estantes siendo detenido por seguridad.
Pero ahora toca volver a nuestro James Bond del postre que sigue con la investigación. Por un lado, gracias a sus artes amatorias, el agente convence a la directora de marketing de The Stuff (Andrea Marcovicci) para que le ayude a resolver de qué está hecha
tal exquisitez. Y por otro lado, salva in extremis al niño al verse perseguido por sus padres con exceso de lácteo. Se puede decir que entre los tres miembros han establecido un comando anticonsumista de élite.
Gracias a la directora de marketing serán invitados a las entrañas de la fábrica de tal adictiva crema y amablemente, la empresa les proporcionará una habitación de hotel donde el más tonto sabe que enviarán a alguien para eliminarlos. Y allí se produce una de las mejores escenas del celuloide donde en gran parte de la escena vemos que no son los protagonistas los que están en pantalla sino sus dobles.
Antes de la escena vista, aparece un doble del espía con alopecia.
Según la Wikipedia, esa escena está con la imagen girada para que se vea como el postre y el hombre se deslizan de abajo a arriba. Aunque, para un servidor, la escena también está rebobinada ya que el movimiento de los actores/dobles/gente que pasaba por allí es demasiado robótico.
En otra escena, el niño repelente queda atrapado dentro de
un camión cisterna que será llenado de nata montada. El niño está superpuesto
al yogur con un CGI realizado por un Atari y en muchas ocasiones el actor está
mirando a Cuenca mientras el peligro inminente le ataca por otro lado.
Seguimos con su mágica historia. Nuestro comando, al verse en
minoría respecto a los trabajadores de la fábrica pide ayuda a una especie de
guerrilla anticomunista liderada por un coronel encarnado por el actor Paul Sorvino que nos deleitará con las
mejores frases del film. En una escena, ordena a su ejército que pidan los recibos de los taxis que les trasladan a la
batalla. Sí, van en taxis.
Por fin, nuestros amigos destruyen la fuente de yogur y consiguen concienciar a la población de que cancelen la ingesta de dicho producto. Sin embargo, no impide que la película tenga una escena post-créditos sorprendente.
En esta escena aparece una tal Brooke Adams que justamente participó en La Invasión de los Ultracuerpos (1978) y cita con dicho postre en la mano: No siempre es suficiente. Y esa frase simboliza muy bien el tono del film. En economía lo primero que aprendes es que el ser humano cuando sacia sus necesidades siempre quiere más, como el horroroso chiste de su protagonista visto anteriormente.
La peli y su cremoso reparto:
The Stuff es una
película de bajo presupuesto de serie B que mezcla comedia y ciencia
ficción y una subliminal crítica consumista. Sólo hay que ver aquella explosión
del local The Stuff rodeado
sospechosamente de un McDonalds y un KFC. O cuando comentan como la ley protege a los refrescos de Coca-cola. ¿Os imagináis que la Coca-cola fuera de origen extraterrestre
o qué algún producto fuera exudado de forma horrorosa por algún ser cómo sucedía en
un capítulo de Futurama? Sería una risa.
La película costó 1.700.000 dólares que es un señor pico y lo único que sabemos es que gran parte de ese presupuesto no fue destinado a los efectos especiales sino a la imprenta que se dedicó a etiquetar todo tipo de envases y de carteles publicitarios con las palabras The Stuff. Aún así se han de valorar los esfuerzos de aquella época en conseguir réplicas tangibles de los personajes o criaturas del film y que era (y es) la salsa de este tipo de cine. Ni croma ni exceso de CGI.
La película costó 1.700.000 dólares que es un señor pico y lo único que sabemos es que gran parte de ese presupuesto no fue destinado a los efectos especiales sino a la imprenta que se dedicó a etiquetar todo tipo de envases y de carteles publicitarios con las palabras The Stuff. Aún así se han de valorar los esfuerzos de aquella época en conseguir réplicas tangibles de los personajes o criaturas del film y que era (y es) la salsa de este tipo de cine. Ni croma ni exceso de CGI.
The Stuff está considerada como película de culto y ya he visto en un algún “unboxing” de su versión Blu-ray un librito a color y unos extras con comentarios de directores como Darren Lynn Bousman, que afirma que le cambió la vida al ver esta cinta. Según Amazon, el Blu-ray de España está pelado en materia de extras como suele pasar.
Su director, Larry
Cohen, es un realizador y guionista casado con la ciencia ficción y en 1967
creó la célebre serie Los Invasores
que trataba que en vez de un misterioso yogur eran los propios extraterrestres
quiénes se adueñaban de los humanos para expandirse. Según Cohen, la idea de la película se le ocurrió en la ducha y ahí lo dejo
porque no deseo exprimir más sobre este asunto.
Sorprende mucho la retahíla de actores de renombre que
aparecen en la cinta. Por ejemplo, Paul
Sorvino, visto en Uno de los Nuestros
(1990), Abe Vigoda del Padrino I y II o Danny Aiello nominado al Óscar por actor de reparto por Haz lo que
debas (1989).
Es más, la hija de Paul
Sorvino, la actriz Mira Sorvino,
hace una aparición sin acreditar. Se cuenta que hizo una visita a su padre en
el set y que el director la fichó como
extra para encarnar a una empleada de la fábrica del malvado yogur.
También aparecen sin acreditar el actor Eric Bogosian que a los que nos gusta la acción lo conocemos de ser
el malote de Alerta Máxima 2 (1995).
Y también, pero esta vez acreditado, vemos al fallecido actor Patrick O’ Neal que justamente participó como general amigo del
personaje de Steven Seagal en Alerta Máxima 1 (1992). Todo queda en familia.
Y como sorpresa final… también emerge sin acreditar y aparece
cinco segundos en pantalla, el atractivo Patrick
Dempsey.
Pequeña polémica:
Cohen fue
demandado por la empresa Effects
Associates porque según la agencia, el director les comentó que no estaba
contento con los resultados de los efectos especiales y que sólo abonaría la
mitad de la factura. Entonces se pactó de utilizar sólo la mitad del trabajo
realizado. Sin embargo, Cohen se
pasó el trato por el forro y utilizó gran parte del trabajo. Sobre todo,
hablamos de la escena final donde explota la fábrica y alguna tienda. Pero Cohen ganó la demanda porque
todo se acordó vía oral y se supone que en la entrega del material ya hay un
acuerdo implícito para usar todo el trabajo si es que no hay alguna clausula
escrita que diga lo contrario. Ya sabéis, todo en papel.
Curiosidades:
Uno de los personajes que ayuda a nuestro espía industrial
es el personaje llamado Chispas de
chocolate Charlie. En principio su director quería que lo interpretara Arsenio Hall pero tuvo que conformarse
con Garret Morris que es el actor que
interpreta al recepcionista negro de la serie Dos chicas sin blanca.
Fue la última película de Alexander Scourby antes de fallecer. Fue un actor prolífico que empezó en los años 40 y que dada “mi juventud” no he visto ninguna de sus obras. Para los que os guste el cine clásico quizá lo contemplasteis en Los Sobornados (1953) de Fritz Lang.
Se descartaron 30 minutos de escenas y en ellas nos hemos
perdido por ejemplo, como el yogur caminaba por la ciudad en un perfecto stop-motion.