Alegría. Pensaba que nunca llegaría este momento pero sí, la
primera película española descrita en los lúgubres páramos de Argail.
Durante décadas he vivido con fuerza un cine español
deprimente donde sus temas estaban focalizados en la guerra civil, vida rural,
pobreza, política, familias desestructuradas, malos tratos, Marisol, putas, cáncer y otras
enfermedades de carácter terminal, homosexualidad y transexualidad. Ver cine de
evasión en nuestra filmografía española era más extraño que encontrar trabajo
por Infojobs. Tarea hercúlea. Si lo
veis aventurado pensad en los libros de obligada lectura que teníamos programados para EGB,
ESO o Bachillerato y veréis como los cinco primeros
temas expuestos, estaban latentes en nuestra doctrina educativa. Era como si el
pensamiento intelectual de aquella época no pasara de esa linde. Personalmente me amargaba.
Recuerdo en una charla entre copas, comenté que las mejores
películas españolas de los 70 y 80 eran las protagonizadas por los actores Andrés Pajares y Fernando Esteso. Entre
risas uno de los comensales me susurró que esa afirmación, viniendo de mí, le
avergonzaba.
Menos mal, que el mismo cine español y las nuevas generaciones de guionistas y directores, han encauzado, no sin esfuerzo, un cine más comercial, más global, más entretenido y menos deprimente. Aun así no se ha eliminado el clásico dicho de que “hace películas quién puede y no quién quiere” y seguiremos sufriendo las handjobs mentales de Julio Medem (Caótica Ana, 2007), transexualidad y mariconeo a tope con Pedro Almodóvar (La piel que habito, 2011), guerra civil al máximo con Fernando Trueba (Belle Epoque y La niña de tus ojos) y ahora el muy de moda subgénero, el andaluz que va al país vasco, el catalán que va a Madrid y el gallego que va a la Alpujarra. ¿Qué visión comercial fuera del país tiene 8 apellidos vascos? Ahora ya con una secuela en marcha.
Castigo literario de obligada lectura. Ahora sustituye una pata de mi sofá. |
Menos mal, que el mismo cine español y las nuevas generaciones de guionistas y directores, han encauzado, no sin esfuerzo, un cine más comercial, más global, más entretenido y menos deprimente. Aun así no se ha eliminado el clásico dicho de que “hace películas quién puede y no quién quiere” y seguiremos sufriendo las handjobs mentales de Julio Medem (Caótica Ana, 2007), transexualidad y mariconeo a tope con Pedro Almodóvar (La piel que habito, 2011), guerra civil al máximo con Fernando Trueba (Belle Epoque y La niña de tus ojos) y ahora el muy de moda subgénero, el andaluz que va al país vasco, el catalán que va a Madrid y el gallego que va a la Alpujarra. ¿Qué visión comercial fuera del país tiene 8 apellidos vascos? Ahora ya con una secuela en marcha.
Como hablar de oportunidades y economía del cine español ya
es cansino sí quiero destacar realizadores españoles que, aunque algunas de sus
obras no me apasionen, toquen géneros diferentes, entretenidos y sobre todo que
hagan películas más contemporáneas. La mayoría de ellos ya trabajan en/para Hollywood. Ahí está Juan Antonio Bayona (Orfanato, 2007), Rodrigo Cortés (Buried, 2010), Nacho
Vigalondo (Open Windows, 2014), Kike
Maíllo (Eva, 2011), Paco Cabezas
(Tokarev, 2014), Jorge Dorado
(Mindscape, 2013), Jaume Balagueró (Mientras
Duermes, 2011) y para un servidor, el mejor, un tal Jaume Collet-Serra con dos números uno en taquilla en USA con
Non-Stop (2014) y Sin Identidad (2011). Nunca entenderé como un director como
Collet-Serra con thrillers de acción tan potentes y realizador de grandes pelis
de terror como la genial La Huérfana (2009), me dé la sensación de que no lo
conoce ni cristo.
Y este caso, me temo que se repetirá con el director del Rey de la Montaña (2007), el madrileño Gonzalo López-Gallego. A las pruebas me
remito con sus últimos trabajos como la pasable Apollo 18 (2011), inaudita en Spain, y que obligó a la NASA a
aclarar que el film no era un documental. Fue un éxito financiero absoluto. O
la muy entretenida Open Grave (2013),
una especie de Mentes en blanco (2006)
pero con temática zombie. Open Grave
con Sharlto Copley como protagonista,
ya por no tener, ni tiene enlace en la Wikipedia
en castellano.
En fin, hay cosas que modificar pero vamos por el buen camino. Analicemos esta joya escondida que es el Rey de la Montaña.
En fin, hay cosas que modificar pero vamos por el buen camino. Analicemos esta joya escondida que es el Rey de la Montaña.
Sinopsis del Rey de la Montaña:
Quim (Leonardo
Sbaraglia) conduce por carreteras bucólicas para encontrarse con su novia.
De repente Quim observa una figura en lo alto de una colina que le descerraja
un disparo acertando en su vehículo. Quim nervioso se pierde y conduce hasta
ver una silueta que se acerca hacia él. Le pide ayuda pero como respuesta
recibe otro disparo que le alcanza la pierna. En ese instante Quim huye
y encuentra a Bea (María Valverde)
también perdida por la zona; pero son nuevamente vistos por los cazadores
que les perseguirán hasta darles caza. (Echad un ojo al trailer)
Película:
El Rey de la Montaña
es un sencillo thriller de supervivencia que dentro de una atmósfera asfixiante
nos relata una historia compuesta por dos personajes, unos francotiradores y unos laberínticos paisajes naturales. Hablamos de un survival en toda regla con el clásico enemigo invisible que aprovechará la orografía de la zona para divertirse usando personas como piezas de caza.
El guión está manufacturado por otro suertudo español
llamado Javier Gullón, guionista de
la paranoica pero interesante Enemy
(2013), que nos explica que la idea del film le surgió a partir de la observación de una silueta que le vigilaba desde lo alto de una montaña mientras éste conducía.
La película tiene referencias de films como Defensa (1972) y hasta de Rambo: Acorralado, aunque esta comparación me provoque la misma sensación de cuando una vaca mira un tren. Lo dicen los expertos (lo de la vaca).
La película tiene referencias de films como Defensa (1972) y hasta de Rambo: Acorralado, aunque esta comparación me provoque la misma sensación de cuando una vaca mira un tren. Lo dicen los expertos (lo de la vaca).
El Rey de la Montaña
y su visión videojueguil:
El director, amante de los videojuegos, emplea una estética
“videojueguil” de los 80 y 90 en varios momentos del film. Por ejemplo, el
asentar la cámara por fuera en la parte trasera del coche emulando a cualquier videojuego de coches o darnos el punto de vista de los
francotiradores con el clásico shooter en
primera persona muy al estilo Call of Duty. Por cierto, las imágenes de shooter en primera persona están hechas
con croma.
También el director hace mención en la película al videojuego Getaway donde el personaje principal se
apoyaba en la pared para recuperar energía; aspecto que pasa desapercibido en
el film, la verdad. Otra escena inspirada en el mundo de los videojuegos es un
plano cenital de un coche que circula por una carretera muy al estilo juego Spyhunter. La escena en la peli está hecha con CGI porque no había pasta para mucho helicóptero.
Hasta la banda sonora compuesta por David Crespo, poco orquestada y minimalista, recuerda a la melodía
del fantástico videojuego Last of us,
aunque el videojuego es posterior al film. Y si me pusiera a rizar más el rizo, existe un tercer francotirador en el film llamado Snake nombre que podría estar sacado de las aventuras del personaje Solid Snake de la saga Metal Gear. También, ya que estoy, hay otro shooter llamado Arthas que podría hacer referencia a un personaje del juego de rol World of Warcraft. ¿Casualidad? ¿Acierto de Argail? ¿Tonterías para llenar post? Todo puede ser.
La imagen de la derecha es la de la peli, o no, espera.. |
Y es que en sí, el argumento no deja de ser un juego macabro
(y social según se mire) donde se nos transmite que aquello es una locura. Véase la decisión final de uno de los francotiradores que no puedo desvelar. Muchos espectadores han visto en su desenlace una crítica subliminal a los videojuegos, opinión un poco confusa, ya que personalmente aparte de no oler ese aspecto por ningún lado, como ya hemos señalado, el director es fan de ese tipo de ocio.
Por último como anexo curioso, antiguamente (ahora ya no por razones evolutivas)) el llamado Rey de la Montaña era un juego de niños donde un chavalín se subía a un montículo coronándose por derecho propio como rey. Entonces el resto de jugadores a modo de empujones y bofetadas intentaban usurpar su regia posición. Así eran los juegos de los 80 y principios de los 90, de contacto humano.
Por último como anexo curioso, antiguamente (ahora ya no por razones evolutivas)) el llamado Rey de la Montaña era un juego de niños donde un chavalín se subía a un montículo coronándose por derecho propio como rey. Entonces el resto de jugadores a modo de empujones y bofetadas intentaban usurpar su regia posición. Así eran los juegos de los 80 y principios de los 90, de contacto humano.
El tío sabe rodar:
Cuando ya se descubre el pastel; quiénes son los francotiradores; se inicia un tercer acto con una Steadycam (cámara móvil que lleva el cameraman adherida al cuerpo) donde el punto de vista ya no recae en los actores principales (Sbaraglia y María Valverde) sino en la rutina de los francotiradores. Al desvelarse el misterio el realizador prefiere pasar de los personajes principales y mostrar desde sus ojos como viven estos asesinos. Aspecto discutible pero interesante.
Aparte de los planos descritos referentes a los videojuegos y
los expuestos en los dos primeros actos, el director madrileño nos muestra una gran variedad de enfoques y nos sitúa de modo subjetivo en los mismos ojos de un ciervo antes de morir o nos coloca en el punto de vista de un can. También se inventa unos planos “estilo
cámara de vigilancia” para transmitirnos que aquellos personajes no están solos. El tío sabe rodar.
Pero sin duda si hay un recurso superior a los demás es el tema de sonido, perpetrado por un tal Daniel
Urdiales. Normalmente es una característica que pasa desapercibida y yo mismo he hecho mofa de sus premios Óscars, habiendo dos galardones dedicados a esta categoría. Pero en una película donde apenas hay diálogo, la sensación del
sonido de la bala saliendo del cañón del rifle hasta llegar a su objetivo es realmente importante y es un aspecto muy conseguido en el Rey de la Montaña; y más sabiendo la precariedad del producto el cual nos
hallamos.
El peso del film lo lleva el argentino Leonardo Sbaraglia, actor brutal muy dado a quedarse tirado en carreteras como ya le sucedió en aquella pequeña historia de la fantástica Relatos Salvajes (2014).
Por último, destacar escenas de la película como la desgarradora secuencia que interpreta Sbaraglia en la que se queda esposado al coche patrulla, mientras escucha los pasos de los francotiradores por los alrededores. Sin embargo si hay escenas impactantes son las de los disparos alcanzando sus objetivos; sobre todo la cruel muerte de un guardia civil abatido de tres disparos desde la lejanía. Dura y cojonuda a la par.
Normalmente, spoileo
a tope ya que los films escogidos son de cultura popular pero prefiero no dar
su desenlace por sabido dada la poca popularidad del film. En resumen y como citaba un tal Alberto Abuín de la web blogdecine: El cine español
necesita más productos como el Rey de la Montaña. Películas que puedan
atravesar las fronteras sin temer hacer el ridículo.
Curiosidades:
En el vídeo de fondo del menú del DVD
aparecen los autores de los disparos de la película, dándonos a entender que
quién ensambló dicho menú era un auténtico gil… maestro del spoiler.
El nombre Quim del
personaje de Leonardo Sbaraglia
proviene del escritor Quim Monzó.
Extrañado me hallaba que un actor argentino tuviera un nombre catalán. Esto es como si
a Elijah Wood, muy devoto por las
producciones españolas, le nombraran Aitor o Joseba en sus films.
El atípico coito que sucede en la gasolinera al principio
del film fue la última escena que se rodó y surgió de una reescritura de guión.
En una de las escenas, cuando el personaje de María Valverde
cae en un hoyo se vislumbra una batería de cámara.
Uno de los guionistas de JFK (1991) Zachary Sklar leyó el guión y sólo sugirió un detalle. La colocación de una imagen de un conejo para homenajear a Alicia
en el país de las maravillas. “Sigue al conejo blanco” (¿). En este caso el conejo es negro.
A mitad del film hay una escena a cámara rápida donde se
ve una figura que corre por el monte siguiendo el coche de los protagonistas. Tuvieron
que acelerar esa escena más de la cuenta ya que en un pase privado los
espectadores desvelaron quien era el francotirador a raíz de esos fotogramas.
Uno de los guardias civiles del film se parte la pierna en
una roca regalándonos una fractura abierta que recuerda mucho a la que sufrió
el personaje de Burt Reynolds en
Defensa (1972). En la versión original del guión esa herida era provocada por un
cepo.
Al director le quedó la espinita clavada de hacer un Rey de la Montaña 2 con la idea de desarrollar
una precuela mostrando cómo llegaron los francotiradores a dedicarse a tal
atroz juego.