Si hay algo que choca en la filmografía de la década de los
70 es una película de espíritus. De parapsicología. La década de los 70 se
nutrió de hiperrealismo, pesimismo y de esa fotografía ocre de bar Manolo que deprimía
al espectador. Pero de esa época triste, surgió la película La leyenda de la casa del infierno de
origen británico y de temática de “casa encantada”. La cinta está basada
en una novela que sorprendentemente he leído y tal gesta he creído que merecía
este post. Soy un lector pésimo.
La novela titulada La
casa infernal (1971) fue escrita por el célebre Richard Matheson (1926-2013) y Stephen
King se refirió a ella como la novela de casas encantadas más aterradora
jamás escrita. El Sr. King exageraba
hasta el tuétano pero parece que los dos escritores tenían más de una
coincidencia. Como por ejemplo, no deja de ser curioso que en la novela, Matheson, ubique la casa encantada en Maine; territorio usado por King hasta la saciedad en sus obras
literarias. En 1973, la obra literaria fue adaptada al cine con un Richard Matheson en función de guionista
y supo sintetizar con éxito las 282 páginas del libro en una película de hora y
media. La película fue dirigida por el británico John Hough muy ducho en lides fantásticas y terror y que un
servidor desconocía de forma atroz.
El elemento diferenciador de la historia es que no trata de
aquella pobre familia (con niños, por supuesto) que por el azar se encuentra
atormentada por un ente tocapelotas que no deja de abrir y cerrar grifos. Sino que
trata de cuatro personajes de diferente creencia y vocación, que serán
contratados por un anciano de 87 años, llamado Deutsch, con el objetivo de que habiten durante una semana en la
casa de la familia Belasco, el único
lugar donde la supervivencia espera ser refutada. Como habrá cogido más de uno,
el inicio es calcado a The Haunting (1963
y 1999) con sus leves variantes.
En 1931 y en 1940, dos expediciones visitaron la maltrecha
casa de la familia Belasco, ya difunta, y sólo pudo salir una persona viva. Este
superviviente fue el médium físico Ben
Fischer (Roddy McDowall), que volverá a formar parte de esta nueva
expedición porque le va el bondage. A
este selecto grupo se unirá el físico y empírico, Lionel Barrett (Clive Revill) y su mujer Edith (Gayle Hunnicutt). Y por último, se congregará al comando, la
médium psíquica, Florence Tanner
(Pamela Franklin) a la que el grupo tachará de loca y sufrirá la ira de los
espectros del hogar de Belasco. Personalmente,
los cuatro personajes están muy bien definidos, dando a cada uno su rol para
estimular el conflicto social. Ya se sabe que dentro de la casa, todo se magnifica.
Sin hacer esas comparaciones horrorosas de gente modernilla
con aires de grandeza; la película no es ni mejor ni peor que el libro,
simplemente es diferente. Por ejemplo, en el libro, Barrett padece poliomelitis en una pierna y esta dolencia le afecta
de rebote a su tercera pierna. Este malestar en el libro quedará patente, ya
que Edith, su mujer, le recrimina con
asiduidad su anomalía fálica y no dudará, siempre poseída por el ente (según
ella, todos sabemos que no), en intentar beneficiarse al resto de la casa sin
importarle género. En la película, la calenturienta Edith estrecha el cerco y sólo acosa al mojigato de Fischer, el superviviente de las otras
expediciones. También en la película, Barret puede saltar siete escalones y
goza de una virilidad ejemplar.
Barret, el científico; su mujer, Edith; Fischer, el superviviente y Florence Tanner, la médium. |
La médium, Florence
Tanner, la vidente flipada, tanto en la novela como en la película, lleva
el peso de la trama ya que el espectro de Belasco
se comunica a través de ella y será nombrada oficialmente como el sparring de los poltergeist. Hasta el felino del hogar tomará a la médium como su
almuerzo. Florence Tanner también representa
la parte creyente de la historia y siempre entrará en conflicto con la parte
escéptica del científico Barrett, dando
juguillo al argumento en materia emocional. Y si entramos en opiniones
personales, quizá Fischer, el
superviviente de las anteriores incursiones, sea el que más me pierde en la
película. En la novela representa a un tipo introvertido, con el que poder
confiar ya que ha escapado del maligno Belasco
dos veces. Mientras que en la película, porta un aire de tío raro bastante acentuado.
Además, el llevar ese tipo de gafas de pasta no le ayuda mucho.
Comprensiblemente, más allá de las situaciones y de los lugares
descartados respecto al libro, el Sr. Matheson
(o la productora, o la década) elimina de la película todo el tema sexual, y la
sangre es cara de ver como ya le sucedió a la adaptación televisiva de It de Stephen King. Por ejemplo, el fantasma de Belasco sí que aparece de cuerpo presente en la novela y en la
película no. Y en uno de los pasajes del libro, llega a copular con su sparring, la médium Florence Tanner. Es más, Matheson
en la novela, roza la grima escribiendo que la médium al abrir los ojos ve
un cuerpo que la besa en avanzado estado de descomposición rodeado de una luz
en el que burbujean los gases de la putrefacción (literal). También en la
película se obvia una pequeña escena lésbica entre Edith y la médium Tanner,
con estrujamiento de pechos inclusive. Para más inri, se aparta del metraje hasta
un pellizco picarón en el culo de Florence Tanner perpetrado por el fantasma de Belasco con gran profundidad narrativa. Ja!
También Matheson deja
en exclusiva para su versión entintada, varias localizaciones emblemáticas,
como una ciénaga de olor insoportable donde las embarazadas de las orgías de Belasco depositaban sus criaturas. Y además
se elimina del guión de la peli, una piscina olímpica donde uno de los
personajes es asesinado por el ente. En la película, ese personaje fallece de
forma ridícula y ya lo encuentran muerto por ciencia infusa.
En el caso contrario, donde la película sí que es mejor que
el libro es que en la película se obvia como nuestros protagonistas en el tramo
final entran y salen de la casa hasta en tres ocasiones. ¿Y qué pasa cada vez
que entran? Qué muere alguien. Una vale, dos bueno, pero tres veces! A mí me da
la impresión que Matheson en el libro
quería mantener vivos a todos los protagonistas hasta el tramo final. Pero se
dio cuenta de que su libro terminaba y no supo cargarse a sus personajes de
forma equilibrada y los eliminó del mapa deprisa y corriendo.
Aún así, todas estas curiosidades no empañan el buen guión
de Matheson para la película ya que en
el celuloide se muestran los pasajes más importantes de la novela. Tampoco Matheson se estrujó mucho los sesos que
digamos en los diálogos ya que son un “copy
paste” de los diálogos de la novela.
Pero si hay un factor que comparte la novela y la película es su
absurdo final. ¡Spoiler! Cargarse a
un poderoso ente a base de improperios y calumnias me resulta profundamente
ridículo. Además el ente nunca es visible en el combate final. Se insulta a la
ventisca. ¡No eres ningún genio! ¡Eres un bastardo! y ya está, muerto. Épico.
La leyenda de la casa
del infierno es la clásica película de casa encantada que ha envejecido mal
y lleva en sí tatuada una fecha de caducidad que sólo es resucitada por la
larga sombra de su escritor y guionista. Película curiosa y para complementar.
La escabrosa leyenda del fantasma Belasco:
El antiguo morador, Emeric
Belasco, fue un acaudalado personaje muy dado a la celebración de orgías y a
la invocación de magia negra. Sin embargo en uno de sus días de planazo, Belasco, desapareció de la
fiesta dejando tras de sí, 27 víctimas mortales. A partir de ese día, no lo
encontraron nunca más. Se decía que a
Belasco lo llamaban el Gigante
Rugiente por su enorme estatura aunque después se verificó que su gran
altura fue un fraude ya que se hizo cortar las piernas para acoplarse unas
prótesis porque era más parecido a un pigmeo.
El escritor Matheson
se inspiró en el personaje real de Aleister
Crowley para confeccionar su Belasco ya
que éste fue el último mago del siglo XX. Aleister
Crowley heredó una auténtica fortuna
y se dedicó a celebrar orgías sexuales junto a las élites sociales tal y como
hacía Belasco. También fue fundador
de una orden mágica, donde el ritual sexual con sacrificios de animales y
humanos fueron el pan de cada día.
Pero si hay una curiosidad potente es en el actor que encarna a Belasco y que aparece sólo medio minuto. Ni siquiera aparece acreditado. ¿Os suena de haberlo visto por Gotham? Un abrazo.
Pero si hay una curiosidad potente es en el actor que encarna a Belasco y que aparece sólo medio minuto. Ni siquiera aparece acreditado. ¿Os suena de haberlo visto por Gotham? Un abrazo.