miércoles, 24 de diciembre de 2014

Grandes juegos de tablero y restos lúdicos (Vol. 2)


No creo que haya mejores fechas que estas fiestas para rememorar nuestra virtud más nostálgica, y recordar aquellos tiempos, cuando vivíamos con la agradecida ignorancia de lo que significaba la palabra “dinero”.

Sin embargo, muchos niños fuimos cómplices de nuestros padres cuando se trataba de enviar cartas ordinarias a la revista TP para participar en aquel amañado sorteo que regalaba “todos los juguetes que anunciaban por la tele”. Nunca me tocó una mierda y me alegré profundamente cuando apareció aquella aciaga amenaza para la revista TP llamada teletexto, que permitió al ciudadano ver la programación sin dejarse los euros, perdón, las pesetas. Ahora me ha venido a la mente aquello de adivinar el famoso o la famosa que se escondía detrás de un disfraz de Santa Claus; pero traumas aparte, si hay un día especial para todos y todas, es el día de los Reyes Magos.


Durante muchos años fue el mejor día del año y vivía las cabalgatas como si fuera un hooligan ebrio de Moscatel. También fabriqué una barrera especial hacia el clásico niño que venía a joderte la magia de ese día porque sus padres, al no disponer de fondos para comprar presentes, ya le habían esclarecido la verdad de la pantomima. Si fuera por un servidor a estos niños les hubiera apaleado a ritmo del baile de Michael Madsen en Reservoir Dogs. Tampoco me importaba que en la cabalgata, el rey Baltasar se transformara en un segundo rey Gaspar gracias a los gotarrones de lluvia que le caían por el rostro quitándole todo el maquillaje. Origen del efecto morphing. No me importaba porque un servidor era consciente de que el 6 de enero iba a recibir todo el percal, todo mi merecido y eso me llenaba de gozo.



Además nunca me preocupé por si faltaba algún regalo de mi carta de Reyes porque sabía que el destino me la iba a jugar a deshora y con sorna. Como aquel año que me emperré con el deseo de que me regalaran un Supermercado marca Molto y que nunca llegó a mis manos. Más tarde al cumplir la mayoría de edad, el destino me susurró un “no te preocupes” y me obsequió con tres duros años trabajando en un colmado. Aquí está la prueba, de cómo diría el anuncio de la lotería, no perdáis la ilusión. 
Después de este emocionante inicio, llega el momento de que ampliemos la lista del primer volumen y que recordemos aquellos trastos que tanto entretenimiento nos dieron:

Electro Memory: 


Juego: Juego de la marca Jumbo fabricado en Holanda en el año 1978 (o 1982). El juego contenía un tablero electrónico (se requería pilas de las gordas) donde se colocaban encima una serie de hojas de cartón con unos dibujos a color por una cara y en blanco y negro por la otra.



Valoración: La gracia pedagógica del juego era que el niño o niña situaba el cable rojo en un dibujo de la zona izquierda para posteriormente con el otro cable azul encontrar, por la zona derecha, otro dibujo que guardara relación (el futbolista con el balón, el carpintero con la sierra o Uwe Boll con el cine malo). Al posicionar los dos cables correctamente se encendía una luz roja en el tablero subiéndote el ego al máximo.
El juego comprendía una edad entre los 3 y 6 años y en su uso cotidiano, los cables acababan en mi nariz, boca y otras zonas más agrestes.

Fuente: Todocolección.net

La lotería fantástica: 


Juego: Especie de loto de animales de los años 70 fabricado por la marca Educa. Se repartían entre los participantes unos cartones con fotografías de animales mientras el “master of the bingo” vociferaba (o cantaba) el animal de la ficha que iba sacando aleatoriamente. No tenía más.


Valoración: Empezamos con dos juegos de aquella etapa donde ser bípedo era una ardua tarea. Obviamente, a esa edad no le pude ofrecer al juego el uso ludópata que demandaba pero tal y como pasa en esas edades, las imágenes de los animales se me quedaron grabadas a fuego en el hipocampo hasta el día de hoy. 

Fuente: Casa la mama.

Exin basket:


Juego: Juego de tablero que consistía en introducir la pelota en la canasta a través de la propulsión del aire que emanaba por unos orificios. Juego de la marca Exin que cerró en 1993 y que recordamos de tal empresa juguetes como el mítico Cinexin.


Valoración: Exin Basket fue uno de aquellos traumas infantiles que a uno le marcan, ya que nunca pudo llegar a mi poder. Su anuncio por la TV fue realmente viral (o yo lo quise así). Exin Basket al no estar protegido por una mampara o cúpula de plástico, tuve mis dudas de que con un golpe contundente, la pelotilla no saliera despedida del tablero. 

Fuente: Todocolección.net

Intelect: 


Juego:  El Intelect fue una variación de un juego original llamado Lexiko, creado por un arquitecto americano allá en el 1938. Actualmente quizás es más conocido como Scrabble. Según cuenta la leyenda, Intelect fue el nombre que adoptó la versión española antes de globalizarnos y fue fabricado por la marca CEFA o como cita el tablero, CElulosa FAbril. El jugador debía formar palabras contando que cada letra que empleaba tenía una determinada puntuación (ej.: A= 1punto, Y= 4puntos). A parte se conseguían más puntos dependiendo de la posición de las letras en el tablero (el clásico doble tanto de palabra y otros).


Valoración: Menuda reliquia de la década de los 70 (creo, internet me ha mareado en este dato) donde tristemente me he cerciorado que sólo me darían 20 euros si decidiera venderlo, cosa que never
Dudo que lo jugara correctamente pero tanto su caja como su contenido han captado en mí una nostalgia que aún no he sabido explicar.


Fuente: Casa la mama.

Magia Borras: 


Juego: Un clásico de las Navidades que a lo largo de estos años han sacado al mercado una gran cantidad de versiones; empezando en antaño por una caja de madera hasta alcanzar nuestros tiempos ya con el juego en DVD. Según su web (sí, tienen web) llevan 75 años dando lo brasa. Sin duda y aunque haya habido muchos formatos de Magia Borras, la mítica “varita” ha sido la constante en todas las versiones.

Valoración: Me entretuve con la siguiente versión y me gustaría hacer hincapié en aquel truco que consistía en hacer desaparecer una moneda en un plato. El plato tenía una apertura donde se introducía la moneda y así nadie se coscaba de tal engaño. Y seguramente si mi familia se hubiera percatado del truco, como debía tener unos 8 años, me siguieron el rollo para no arriesgarse a que creciera traumado y me convirtiera en una de aquellas alimañas que aparecen en el programa Hermano Mayor.


Fuente: Todocolección.net

Los coches Hot-Wheels Crack Ups: 


Juego: Juguete de la marca Mattel. La versión que yo poseía con ilusión y regocijo era un circuito en forma de cruz donde se situaba un vehículo en cada propulsor (2 coches, 2 propulsores). Se podía jugar solo o con el colega pesado de turno.

Valoración: Uno de los juguetes que más ha marcado al tío Argail ya que en su día de Reyes, el Hot Wheels, apareció montado encima de la mesa del comedor irradiando todo su esplendor. La gracia del cachivache consistía en que tú o tú y el amiguete apretarais el pulsador al mismo tiempo y con la misma intensidad para que los vehículos coincidieran en el centro, facilitando un hostión en condiciones. Lo más divertido es que los coches estaban fabricados de manera que al recibir el choque, tanto por el frontal como por la parte lateral y trasera, saltaba un mecanismo que dejaba abollado el coche. Después girabas el mecanismo y el coche quedaba como nuevo; y otra vez a llevar la contraria a la DGT.    


Fuente: Todocolección.net

Quien es quien: 



Juego: Juego de los 80 distribuido por MB y destinado para dos jugadores. El tablero contiene 24 personajes a cada lado. Cada jugador coge una carta de un personaje y el objetivo es averiguar el personaje del oponente realizando una pregunta en cada turno. ¿Tiene mostacho? ¿Lleva sombrero? ¿Se le ve un quiste benigno?


Valoración: Uno de los clásicos de nuestra época y que seguramente recuerda la mayoría de lectores y de transeúntes solitarios. Era (y es) un juego simpático pero nunca pude verle la emoción que exigía, ya que el jugador que empezaba la partida tenía un 95% de posibilidades de vencer. Y dado que los personajes eran los mismos tanto por un lado como por el otro tenías que ser muy mendrugo para errar la pregunta.

Fuente: Todocolección.net

Subbuteo: 



Juego: En 1929 nació el New Footy que fue hasta el 1947 el óvulo del Subbuteo que todos conocemos y hasta el 1960 no se fabricaron los jugadores con la forma tridimensional y de plástico. En el año 2012 se originó un nuevo y último formato con figuras más detalladas con características como: diferenciación de razas, diferente color de botas y de cabello, diferencia de tamaños…en fin el Subbuteo’s Master of the World.


Valoración: Aunque sea un juego prehistórico, actualmente Subbuteo goza de una legión de jugadores que se encargan de organizar torneos y de preparar encuentros como si de la Liga BBVA se tratara. El colocar los jugadores en el tapete era una gozada (soy de los que se pasa cinco horas de reloj creando una táctica en los videojuegos de fútbol) y cada jugada era planteada como un movimiento de ajedrez. Sin duda volvería a jugarlo.

El mítico Escorpión de Higuita
Fuente: Todocolección.net

Las chinchetas (o pinchos de colores):



Juego: El juego contenía una especie de rejillas de plástico y unos pinchos de diferentes colores y tamaños. El niño o la niña colocaba los pinchos en la rejilla formando figuras y estimulando la creatividad. Así hemos salido con tanto pincho.


Valoración: Inserción de este juguete en la lista gracias a la apertura de un cajón polvoriento de casa la mama. Bienvenidos a la nave del misterio. Como anécdota en el fulgor de mi creación apretaba tanto el pincho que para volver a extraerlo debía girar la rejilla y apretar el palo con el dedillo dándome una diversión y un dolor en la yema de los dedos sin igual.

Jenga: 



Juego: Juego de habilidad física y mental creado en el 1983 por Leslie Scott. Se monta una especie de torre levantada en filas de tres piezas con las 54 fichas (o ladrillos de madera). Después cada jugador deberá extraer una ficha y colocarla en la parte superior sin que la torre caiga en el rostro de algún oponente (True Story).


Valoración: No sabéis lo divertido que es jugar al Jenga con el hándicap de la ingestión de bebidas espirituosas. La destreza en ese estado se eleva a cotas insospechadas y la partida puede acabar al minuto. Quien tira la torre, como castigo la vuelve a montar; facilitando el desasosiego (y el palo) del jugador que tiene que hacer el esfuerzo.


El Ahorcado: 



Juego: Otro clásico de la década de los 80 fabricado por MB que no creo que sea necesaria una explicación de cómo funcionaba; ya que gracias a la existencia de una versión rudimentaria con un boli y un papel cuadriculado (o de doble pauta en su defecto), el juego se popularizó en todos los colegios.


Valoración: El ahorcado era uno de aquellos juegos que en su tapa indicaba que podían jugar desde los 8 hasta los 99 años y este (tonto) detalle me causaba simpatía. También existía una versión de la caja donde aparecía el actor Vincent Price vestido de cowboy. Curioso.


Fuente: Casa la mama./ milanuncios

Exin castillos:



Juego: Creado por la juguetera Exin. El objetivo del juguete era montar un castillo medieval gracias a la colocación de ladrillos, puertas, antorchas, tejados y ventanas.


Valoración: Otro entretenimiento de lagrimote al recordarlo. Me aventuraría a decir que fue un símil entre el Tente y el Lego en versión castillo. Era de difícil construcción y dada mi aversión al esfuerzo, le saqué más provecho ya montado. Las diferentes estancias (algunas secretas) y las figuras fantasmales que habitaban en el castillo, me dieron más de una alegría. Exin Castillos sigue en plena forma con una legión de fans que podéis encontrar por ejemplo en la siguiente página de Facebook donde se siguen inmortalizando castillos de este entretenido juego.


Fuente: http://kingsenator.wordpress.com/the-arsenal/

Fuera de concurso:

Línea directa: 



Juego: Mítico juego de MB donde unas jugadoras “teenagers” debían averiguar quién era el macho alpha que les hacía la rosca. Y si os hace la sonrisilla la expresión “macho alpha” mirar que portentos de la naturaleza. Todo unos “empotradores”.


Valoración: Con un estilo de juego muy “Quien es quien”, se usaba un teléfono rosa como instrumento para la obtención de pistas y así averiguar que macho cabrío era el de cada hembra. Dependiendo de las frases que se escuchaban por el auricular: ”Jorge no está en la charcutería” “A Manolo le gustan las cabras, olvídate”; la jugadora tachaba de su hoja aquellos pretendientes.
Sería un necio si dijera que el juego no valía nada, todo lo contrario, tuvo un éxito atronador y la prueba del delito es que las fotos que adjunto no son de internet sino de mi casa. Espero que me creáis cuando os diga que no es mío (!).


Fuente: Casa la mama.

Ya sabéis, no tiréis nada aunque que se os diagnostique síndrome de Diógenes y felices fiestas!



jueves, 4 de diciembre de 2014

Set pieces de acción Vol. 1 - Mejores escenas o secuencias.


Poseo un pecado confesable que es el denominado género de acción. Su magnetismo me perpetra un poder de atracción fuera de lógica y agradezco públicamente al canal Paramount Channel que dependiendo de su programación nocturna me obligue a cancelar cualquier tarea programada. Este hechizo me suele suceder con films tan laureados como por ejemplo Jungla de Cristal (1988) hasta alcanzar cotas más casposas como me acontece con Delta Force (1986). No tengo ningún criterio, es tollina o coche por los aires y llamar toda mi atención. Me llaman la atención. En casa. El mando desaparece de mis manos… y todo se vuelve rosa.

Sin embargo, no disertaré sobre el género de acción en su esencia sino que dedicaré este tiempo al enlace de escenas o secuencias de acción de cualquier tipo de género cinematográfico. Me explico con un ejemplo extremo, películas como Titanic (1997) que pertenece obviamente al género del romance y/o dramático, contiene escenas de acción en su trama como la espectacular secuencia del hundimiento; pero obviamente el film de James Cameron no formaría catálogo dentro del género de acción.



Con dicha información, doy pistoletazo de salida a una nueva sección de aquellas que después nunca continúo, donde primará más lo visual. Se mostrará una selección de set pieces (en su mayoría de acción) totalmente subjetiva, no nos engañemos, para que podamos disfrutar toda la familia y suegras inclusive.

Y para que nos regocijemos todos juntos, estaría bien concretar qué demonios es una set piece porque no cuesta nada ser pedagógico antes que pedante. Una set piece es una escena o secuencia de escenas donde se transmite al espectador un momento importante del argumento del film, ya sea de corte dramático o cómico. Normalmente este tipo de actos precisan de una planificación previamente trabajada y suelen costar un riñón (un pastizal) si la set piece lleva en su contenido una buena dosis de acción o de aventuras. Estas escenas o secuencias proporcionan una fuerte respuesta emocional al espectador y suelen resaltar puntos fuertes de la trama. Unos ejemplos clarividentes de set pieces podrían ser la persecución de la bola en Indiana Jones en busca del arca perdida (1981) o la escena del avión donde se libera a Bane en el Caballero Oscuro: La leyenda Renace (2012). También, cómo ya hemos señalado, sin que se tenga como requisito indispensable el aspecto económico, podríamos mostrar ejemplos como la clásica escena de la muerte en la ducha de Psicosis (1960) o el tiroteo en la escalera con el carrito del bebé bajando en Los Intocables de Eliot Ness (1987).



En la cúspide de la pirámide de Maslow de la set piece de acción podríamos encontrar a directores como Spielberg, Cameron o McTiernan que definiríamos como los auténticos maestros en esta doctrina. Si uno se fija en la secuencia antes descrita sobre Indiana Jones escapando de ser aplastado por una bola; no hay que ser muy hábil para intuir que Indiana Jones saldrá airoso de tal peligro. Sin embargo, el simple hecho de poder transmitir al espectador que verdaderamente el Sr. Jones puede ser comprimido por aquella esfera de roca, aún siendo conscientes de tal desenlace, es un logro que está al alcance de muy pocos.

Actualmente no vivimos malos tiempos en materia de escenas y secuencias de acción (o de aventuras). Este enunciado es gracias a directores como Snyder (Watchmen, 2009), Peter Jackson (El Hobbit, 2012), Bay (La Isla, 2005), Abrams (Star trek,2009), Tarantino (Kill Bill, 2003), Cuarón (Gravity, 2013), Nolan (Origen, 2010), Blonkamp (Elysium, 2013), Del Toro (Pacific Rim, 2013), Berg (Battleship, 2012), Singer (X-Man, 2014), Ritchie (Sherlock Holmes, 2009) y los doscientos que me dejo.



Otro cantar muy distinto y donde muchos de los citados deberían desaparecer con un uppercut es en el rodaje de escenas de combate o de pelea (la tollina viva). A día de hoy, es un arduo camino para el espectador, el poder visionar en pantalla como un golpe realiza todo su recorrido; o sea desde que se inicia el gesto hasta visionar el impacto del mismo. Un ejemplo empírico de errar en una escena de pelea cuerpo a cuerpo la podemos encontrar en aquella lucha en el interior de un tren entre Batman y Ra’s al Ghul’s en Batman Begins del amigo Nolan. Es curioso mencionar que esta cuestión en la década de los 80 y principio de los 90 ni existía. El espectador de antaño se deleitaba con el “hostión” in situ en todo su recorrido (desde lo alto del cielo hasta la base de la colleja) y actualmente esta cátedra ha sido vilipendiada y modificada por una aceleración de frames a toda castaña y unos cambios de plano en cero coma que producen al espectador esta sensación inequívoca.



No todos los directores son aptos para rodar este tipo de escenas. Por ejemplo uno se pregunta cómo a directores de filmografía más bien poco “blockbusteriana” se les encarga proyectos con escenas de ritmo trepidante como pueden ser los casos del archiconocido Joel Schumacher, ampliamente reconocido por sus versiones “trajepezones” de Batman o un caso más actual como el del cuestionado Marc Webb que venía de dirigir la película (500) días juntos (2009) y nos obsequió con sus “crepusculizados” Amazing Spiderman. Otra cuestión a perseguir serían los fichajes de directores poco "actioners" para proyectos donde la acción es el quid del film; cómo pueden ser Sam Mendes y su aburrida Skyfall (menos el principio) o casos más extremos como el del intocable Paul Greengrass, gran hacedor de historias, pero nefasto en materia de escenas de acción. El autor de este escrito cada vez que visiona algún combate o persecución de las dos películas que dirigió Greengrass de la saga Bourne, sufre de arritmias. Acercaros a Youtube y corroborar mi osadía.


No puedes mirarme a la cara.
La broma aquella de que alguien le deje un trípode para acoplar a la cámara y así ahorrarnos aquel molesto tembleque en las escenas de acción, cobra fuerza con Greengrass. Uno puede llegar a entender que en diversas ocasiones este tipo de escenas se ordenen a un director de segunda unidad o que al acabar quede dicha escena bajo la responsabilidad del montaje (o hasta de la script si me apuras). Sin embargo quién posee la última palabra y donde recae toda la responsabilidad, es en el director (o en el productor en según que casos). Más o menos como hizo Peter Jackson nombrando a Andy Serkis (Gollum) como director de segunda unidad en el Hobbit: La Desolación de Smaug (2013)Serkis nos regaló aquella divertida set piece de los enanos navegando río abajo dentro de unos barriles y contra todo pronóstico, y a sabiendas que Andy Serkis ya es perro viejo en estas lides, a Jackson le salió bien la jugada.

A veces, por otra parte, el arriesgar con lo desconocido también puede funcionar y actualmente disfrutamos de alegres sorpresas como son Matt Reeves con sus entretenidas Monstruoso (2008) o el Amanecer del planeta de los simios (2014); Brad Bird que venía de realizar Ratatouille y nos regaló la genial Misión Imposible: Protocolo Fantasma; James Gunn que pasó de filmar películas de serie Z a darnos la entretenida Guardianes de la Galaxia (2014) o los hermanos Russo, que llegaban de rodar Tú, yo y ahora Dupree (2006) para obsequiarnos con la excelente Capitán América: El soldado de Invierno (2014). También existe otro escondido por ahí llamado Gavin Hood que filmó aquella película que sólo me gusta a mí en todo el estado español que es X-Men orígenes: Lobezno y que para no auto humillarme prefiero recomendar como ejemplo la agradable sorpresa que fue el Juego de Ender (2013).



Como se puede observar, rodar una buena escena o secuencia de acción está al alcance de unos pocos, y debería ser un tema más notorio y más valorado dentro del cine, ya que donde el crítico especializado sólo ve clichés, el espectador estándar (yo) puede llegar a sentir el cine en toda su plenitud en este tipo de set pieces. Sin decir ninguna barbaridad, creaba un Óscar a mejor escena o secuencia y me cargaba una de estas dos categorías; mejor edición de sonido o mejor sonido, dos premios que nunca he sabido la diferencia entre sí y que se entregan por separado. Usaré Wikipedia en breve.

Si nos encontrásemos con algún purista del cine en la sala de este escrito, señalar que en los albores del séptimo arte, por allá en el 1898, se filmó la primera set piece de la historia. Obviamente no son los fotogramas más trascendentales de nuestra avanzada mente tecnológica ya qué dicha escena consistía en la persecución, alrededor de un árbol, entre un cabreado jardinero y un chico que lo había empapado con una manguera. Sin embargo, si uno sustituye al árbol por una jungla, al chico por el Mayor Dutch, a la manguera por "la impaciente" y al jardinero por un depredador tenemos en toda regla una escena de acción de la obra magna de McTiernan (Depredador,1987), por ejemplo.
Como curiosidad endiablada que no podía dejarme por nada de este mundo, es que la escena del jardinero y del chico pertenece al corto (o film en aquellos tiempos) A Practical Joke (1898) de G.A Smith que fue un remake de la obra El Regador Regado (1895) de Louis Lumière. ¿Qué significa esto? Que sí el cine nació a modo de espectáculo en el 1895 con películas como la citada por Lumière, no se tardó más de tres años en rodarse un remake, seguramente el primero de la historia. Con este suceso se demuestra que el remake ya brota desde los orígenes del cine y que no es un tema de comodidad creativa de nuestros tiempos. 



Y después de este repaso, haremos una primera selección de cinco set pieces de películas un poco olvidadas, denostadas o que no han obtenido la notoriedad que se merecían. Son escenas o secuencias relativamente actuales ya que no es plan de adjuntar escenas tipo la carrera de cuadrigas de Ben-Hur (1959). Son grandes obras de entretenimiento y ya sólo queda que subáis el volumen. Ahí van:

1. Operación Swordfish (2001) por Dominic Sena. Buen thriller con toques informáticos donde el espectador (masculino) seguramente centrará sus recuerdos en aquella escena donde surgían los pechos de Halle Berry al descubierto y en la escena que nos concierne. Actualmente, y ya hecha la revisión del film, se confirma su buen ritmo y es poseedora de uno de los inicios más curiosos que se hayan filmado. Todo esto perpetrado por los grandes Travolta, Jackman y Cheadle.
Escena: Esto es lo que pasa cuando hay varios cuerpos de seguridad gestionando un atraco o un secuestro y no se ponen de acuerdo.



2. 300: El origen de un imperio (2014) por Noam Murro. Genial secuela que logró una taquilla de 331 millones en todo el mundo y recibió una crítica mixta (ni “pa” ti ni “pa” mí). Después de la gran 300 (2008) y de aquella magna obra televisiva que fue la serie Spartacus que contenía el mismo formato visual; fui poseedor de un insigne hype (ganillas) sobre esta secuela. Normalmente, se conoce que cuando más anhelo tienes por algún producto audiovisual más monumental es la caída pero le doy gracias a Jerjes que en mi caso, no haya sido así.                                  
Escena: La secuencia se centra en la batalla de Maratón donde Temístocles (Sullivan Stapleton) realiza una brocheta con carne de persa totalmente espectacular. Imaginad el regocijo que recorrió mi ser cuando a los cinco minutos del film me plantan esto. Atención al momento caballo y al instante flecha.


Batalla de Maratón - Themistocles from Soytutioargail on Vimeo.

3. Sucker Punch (2011) por Zack Snyder. Película extraña donde las haya. El personaje de Emily Browning, antes de ser lobotomizado en un sanatorio, imagina su fuga junto con unas compañeras. Para tal épica debe robar cinco objetos, imaginando una realidad alternativa que será el camino para encontrarlos.
Escena: No es un film para tirar cohetes, sin embargo tiene un reparto femenino muy potente y esta genial escena muy al estilo Snyder (slow motion siguiendo cámara rápida). Observamos un plano secuencia que gracias al CGI no es tal pero nos engaña vilmente y sólo por eso ya vale la pena. Brutal la banda sonora y el momento cuando nuestra protagonista cercena a los robots.



4. Equilibrium (2002) por Kurt Wimmer. Excelente film situado en un mundo distópico donde el personaje interpretado por Christian Bale (John Preston) forma parte de un grupo de soldados de élite llamado Tetragrammaton. Este cuerpo de seguridad obedece a un gobierno dictatorial y se encarga de que la población tome una droga llamada “prozium” que les impide sentir emociones. Película maltratada a más no poder, donde sólo han tenido que pasar doce años para que la cinta fuera doblada al castellano y distribuida en este país.
Escena: La película contiene escenas de acción con más ritmo que la que se muestra a continuación pero es una excelente premisa para lo que nos vamos a encontrar en todo el metraje. Destacar la banda sonora final que se escucha cuando nuestro clérigo del Tetragrammaton acaba la faena



5. The Matrix Reloaded (2003) de los hermanos Wachowski. La trilogía de Matrix todos sabemos cómo funciona. La primera es una obra maestra que dio un vuelco radical al género de la ciencia ficción. Su secuela, Matrix Reloaded, se quedó en tierra de nadie con unos CGI un poco desmesurados y una escena para olvidar de cómo Sion (la última ciudad humana) se convierte en una especie de Rave sin alcohol de garrafón. Por último Matrix Revolutions que ahí está, quizá salvable aquella escena final a lo Dragon Ball entre Neo y el agente Smith.

Escena: Pero si algo puede hacer que olvidemos aquella secuencia de la discoteca de Sion, es la impresionante set piece filmada en la autopista. Son casi 14 minutos de pura acción y se emplearon 48 días sólo para rodar dicha escena. A parte si algo tenía Matrix, era pasta gansa y no tuvieron ningún problema en construir la autopista sólo para la película. Destacar aquel momento en que Trinity (Carrie Anne Moss, bueno su doble, Debbie Evans) conduce una Ducatti en contra dirección y sin casco.


Un abrazo.