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miércoles, 24 de diciembre de 2014

Grandes juegos de tablero y restos lúdicos (Vol. 2)


No creo que haya mejores fechas que estas fiestas para rememorar nuestra virtud más nostálgica, y recordar aquellos tiempos, cuando vivíamos con la agradecida ignorancia de lo que significaba la palabra “dinero”.

Sin embargo, muchos niños fuimos cómplices de nuestros padres cuando se trataba de enviar cartas ordinarias a la revista TP para participar en aquel amañado sorteo que regalaba “todos los juguetes que anunciaban por la tele”. Nunca me tocó una mierda y me alegré profundamente cuando apareció aquella aciaga amenaza para la revista TP llamada teletexto, que permitió al ciudadano ver la programación sin dejarse los euros, perdón, las pesetas. Ahora me ha venido a la mente aquello de adivinar el famoso o la famosa que se escondía detrás de un disfraz de Santa Claus; pero traumas aparte, si hay un día especial para todos y todas, es el día de los Reyes Magos.


Durante muchos años fue el mejor día del año y vivía las cabalgatas como si fuera un hooligan ebrio de Moscatel. También fabriqué una barrera especial hacia el clásico niño que venía a joderte la magia de ese día porque sus padres, al no disponer de fondos para comprar presentes, ya le habían esclarecido la verdad de la pantomima. Si fuera por un servidor a estos niños les hubiera apaleado a ritmo del baile de Michael Madsen en Reservoir Dogs. Tampoco me importaba que en la cabalgata, el rey Baltasar se transformara en un segundo rey Gaspar gracias a los gotarrones de lluvia que le caían por el rostro quitándole todo el maquillaje. Origen del efecto morphing. No me importaba porque un servidor era consciente de que el 6 de enero iba a recibir todo el percal, todo mi merecido y eso me llenaba de gozo.



Además nunca me preocupé por si faltaba algún regalo de mi carta de Reyes porque sabía que el destino me la iba a jugar a deshora y con sorna. Como aquel año que me emperré con el deseo de que me regalaran un Supermercado marca Molto y que nunca llegó a mis manos. Más tarde al cumplir la mayoría de edad, el destino me susurró un “no te preocupes” y me obsequió con tres duros años trabajando en un colmado. Aquí está la prueba, de cómo diría el anuncio de la lotería, no perdáis la ilusión. 
Después de este emocionante inicio, llega el momento de que ampliemos la lista del primer volumen y que recordemos aquellos trastos que tanto entretenimiento nos dieron:

Electro Memory: 


Juego: Juego de la marca Jumbo fabricado en Holanda en el año 1978 (o 1982). El juego contenía un tablero electrónico (se requería pilas de las gordas) donde se colocaban encima una serie de hojas de cartón con unos dibujos a color por una cara y en blanco y negro por la otra.



Valoración: La gracia pedagógica del juego era que el niño o niña situaba el cable rojo en un dibujo de la zona izquierda para posteriormente con el otro cable azul encontrar, por la zona derecha, otro dibujo que guardara relación (el futbolista con el balón, el carpintero con la sierra o Uwe Boll con el cine malo). Al posicionar los dos cables correctamente se encendía una luz roja en el tablero subiéndote el ego al máximo.
El juego comprendía una edad entre los 3 y 6 años y en su uso cotidiano, los cables acababan en mi nariz, boca y otras zonas más agrestes.

Fuente: Todocolección.net

La lotería fantástica: 


Juego: Especie de loto de animales de los años 70 fabricado por la marca Educa. Se repartían entre los participantes unos cartones con fotografías de animales mientras el “master of the bingo” vociferaba (o cantaba) el animal de la ficha que iba sacando aleatoriamente. No tenía más.


Valoración: Empezamos con dos juegos de aquella etapa donde ser bípedo era una ardua tarea. Obviamente, a esa edad no le pude ofrecer al juego el uso ludópata que demandaba pero tal y como pasa en esas edades, las imágenes de los animales se me quedaron grabadas a fuego en el hipocampo hasta el día de hoy. 

Fuente: Casa la mama.

Exin basket:


Juego: Juego de tablero que consistía en introducir la pelota en la canasta a través de la propulsión del aire que emanaba por unos orificios. Juego de la marca Exin que cerró en 1993 y que recordamos de tal empresa juguetes como el mítico Cinexin.


Valoración: Exin Basket fue uno de aquellos traumas infantiles que a uno le marcan, ya que nunca pudo llegar a mi poder. Su anuncio por la TV fue realmente viral (o yo lo quise así). Exin Basket al no estar protegido por una mampara o cúpula de plástico, tuve mis dudas de que con un golpe contundente, la pelotilla no saliera despedida del tablero. 

Fuente: Todocolección.net

Intelect: 


Juego:  El Intelect fue una variación de un juego original llamado Lexiko, creado por un arquitecto americano allá en el 1938. Actualmente quizás es más conocido como Scrabble. Según cuenta la leyenda, Intelect fue el nombre que adoptó la versión española antes de globalizarnos y fue fabricado por la marca CEFA o como cita el tablero, CElulosa FAbril. El jugador debía formar palabras contando que cada letra que empleaba tenía una determinada puntuación (ej.: A= 1punto, Y= 4puntos). A parte se conseguían más puntos dependiendo de la posición de las letras en el tablero (el clásico doble tanto de palabra y otros).


Valoración: Menuda reliquia de la década de los 70 (creo, internet me ha mareado en este dato) donde tristemente me he cerciorado que sólo me darían 20 euros si decidiera venderlo, cosa que never
Dudo que lo jugara correctamente pero tanto su caja como su contenido han captado en mí una nostalgia que aún no he sabido explicar.


Fuente: Casa la mama.

Magia Borras: 


Juego: Un clásico de las Navidades que a lo largo de estos años han sacado al mercado una gran cantidad de versiones; empezando en antaño por una caja de madera hasta alcanzar nuestros tiempos ya con el juego en DVD. Según su web (sí, tienen web) llevan 75 años dando lo brasa. Sin duda y aunque haya habido muchos formatos de Magia Borras, la mítica “varita” ha sido la constante en todas las versiones.

Valoración: Me entretuve con la siguiente versión y me gustaría hacer hincapié en aquel truco que consistía en hacer desaparecer una moneda en un plato. El plato tenía una apertura donde se introducía la moneda y así nadie se coscaba de tal engaño. Y seguramente si mi familia se hubiera percatado del truco, como debía tener unos 8 años, me siguieron el rollo para no arriesgarse a que creciera traumado y me convirtiera en una de aquellas alimañas que aparecen en el programa Hermano Mayor.


Fuente: Todocolección.net

Los coches Hot-Wheels Crack Ups: 


Juego: Juguete de la marca Mattel. La versión que yo poseía con ilusión y regocijo era un circuito en forma de cruz donde se situaba un vehículo en cada propulsor (2 coches, 2 propulsores). Se podía jugar solo o con el colega pesado de turno.

Valoración: Uno de los juguetes que más ha marcado al tío Argail ya que en su día de Reyes, el Hot Wheels, apareció montado encima de la mesa del comedor irradiando todo su esplendor. La gracia del cachivache consistía en que tú o tú y el amiguete apretarais el pulsador al mismo tiempo y con la misma intensidad para que los vehículos coincidieran en el centro, facilitando un hostión en condiciones. Lo más divertido es que los coches estaban fabricados de manera que al recibir el choque, tanto por el frontal como por la parte lateral y trasera, saltaba un mecanismo que dejaba abollado el coche. Después girabas el mecanismo y el coche quedaba como nuevo; y otra vez a llevar la contraria a la DGT.    


Fuente: Todocolección.net

Quien es quien: 



Juego: Juego de los 80 distribuido por MB y destinado para dos jugadores. El tablero contiene 24 personajes a cada lado. Cada jugador coge una carta de un personaje y el objetivo es averiguar el personaje del oponente realizando una pregunta en cada turno. ¿Tiene mostacho? ¿Lleva sombrero? ¿Se le ve un quiste benigno?


Valoración: Uno de los clásicos de nuestra época y que seguramente recuerda la mayoría de lectores y de transeúntes solitarios. Era (y es) un juego simpático pero nunca pude verle la emoción que exigía, ya que el jugador que empezaba la partida tenía un 95% de posibilidades de vencer. Y dado que los personajes eran los mismos tanto por un lado como por el otro tenías que ser muy mendrugo para errar la pregunta.

Fuente: Todocolección.net

Subbuteo: 



Juego: En 1929 nació el New Footy que fue hasta el 1947 el óvulo del Subbuteo que todos conocemos y hasta el 1960 no se fabricaron los jugadores con la forma tridimensional y de plástico. En el año 2012 se originó un nuevo y último formato con figuras más detalladas con características como: diferenciación de razas, diferente color de botas y de cabello, diferencia de tamaños…en fin el Subbuteo’s Master of the World.


Valoración: Aunque sea un juego prehistórico, actualmente Subbuteo goza de una legión de jugadores que se encargan de organizar torneos y de preparar encuentros como si de la Liga BBVA se tratara. El colocar los jugadores en el tapete era una gozada (soy de los que se pasa cinco horas de reloj creando una táctica en los videojuegos de fútbol) y cada jugada era planteada como un movimiento de ajedrez. Sin duda volvería a jugarlo.

El mítico Escorpión de Higuita
Fuente: Todocolección.net

Las chinchetas (o pinchos de colores):



Juego: El juego contenía una especie de rejillas de plástico y unos pinchos de diferentes colores y tamaños. El niño o la niña colocaba los pinchos en la rejilla formando figuras y estimulando la creatividad. Así hemos salido con tanto pincho.


Valoración: Inserción de este juguete en la lista gracias a la apertura de un cajón polvoriento de casa la mama. Bienvenidos a la nave del misterio. Como anécdota en el fulgor de mi creación apretaba tanto el pincho que para volver a extraerlo debía girar la rejilla y apretar el palo con el dedillo dándome una diversión y un dolor en la yema de los dedos sin igual.

Jenga: 



Juego: Juego de habilidad física y mental creado en el 1983 por Leslie Scott. Se monta una especie de torre levantada en filas de tres piezas con las 54 fichas (o ladrillos de madera). Después cada jugador deberá extraer una ficha y colocarla en la parte superior sin que la torre caiga en el rostro de algún oponente (True Story).


Valoración: No sabéis lo divertido que es jugar al Jenga con el hándicap de la ingestión de bebidas espirituosas. La destreza en ese estado se eleva a cotas insospechadas y la partida puede acabar al minuto. Quien tira la torre, como castigo la vuelve a montar; facilitando el desasosiego (y el palo) del jugador que tiene que hacer el esfuerzo.


El Ahorcado: 



Juego: Otro clásico de la década de los 80 fabricado por MB que no creo que sea necesaria una explicación de cómo funcionaba; ya que gracias a la existencia de una versión rudimentaria con un boli y un papel cuadriculado (o de doble pauta en su defecto), el juego se popularizó en todos los colegios.


Valoración: El ahorcado era uno de aquellos juegos que en su tapa indicaba que podían jugar desde los 8 hasta los 99 años y este (tonto) detalle me causaba simpatía. También existía una versión de la caja donde aparecía el actor Vincent Price vestido de cowboy. Curioso.


Fuente: Casa la mama./ milanuncios

Exin castillos:



Juego: Creado por la juguetera Exin. El objetivo del juguete era montar un castillo medieval gracias a la colocación de ladrillos, puertas, antorchas, tejados y ventanas.


Valoración: Otro entretenimiento de lagrimote al recordarlo. Me aventuraría a decir que fue un símil entre el Tente y el Lego en versión castillo. Era de difícil construcción y dada mi aversión al esfuerzo, le saqué más provecho ya montado. Las diferentes estancias (algunas secretas) y las figuras fantasmales que habitaban en el castillo, me dieron más de una alegría. Exin Castillos sigue en plena forma con una legión de fans que podéis encontrar por ejemplo en la siguiente página de Facebook donde se siguen inmortalizando castillos de este entretenido juego.


Fuente: http://kingsenator.wordpress.com/the-arsenal/

Fuera de concurso:

Línea directa: 



Juego: Mítico juego de MB donde unas jugadoras “teenagers” debían averiguar quién era el macho alpha que les hacía la rosca. Y si os hace la sonrisilla la expresión “macho alpha” mirar que portentos de la naturaleza. Todo unos “empotradores”.


Valoración: Con un estilo de juego muy “Quien es quien”, se usaba un teléfono rosa como instrumento para la obtención de pistas y así averiguar que macho cabrío era el de cada hembra. Dependiendo de las frases que se escuchaban por el auricular: ”Jorge no está en la charcutería” “A Manolo le gustan las cabras, olvídate”; la jugadora tachaba de su hoja aquellos pretendientes.
Sería un necio si dijera que el juego no valía nada, todo lo contrario, tuvo un éxito atronador y la prueba del delito es que las fotos que adjunto no son de internet sino de mi casa. Espero que me creáis cuando os diga que no es mío (!).


Fuente: Casa la mama.

Ya sabéis, no tiréis nada aunque que se os diagnostique síndrome de Diógenes y felices fiestas!