domingo, 4 de junio de 2017

La leyenda de la casa del infierno (1973)


Si hay algo que choca en la filmografía de la década de los 70 es una película de espíritus. De parapsicología. La década de los 70 se nutrió de hiperrealismo, pesimismo y de esa fotografía ocre de bar Manolo que deprimía al espectador. Pero de esa época triste, surgió la película La leyenda de la casa del infierno de origen británico y de temática de “casa encantada”. La cinta está basada en una novela que sorprendentemente he leído y tal gesta he creído que merecía este post. Soy un lector pésimo.



La novela titulada La casa infernal (1971) fue escrita por el célebre Richard Matheson (1926-2013) y Stephen King se refirió a ella como la novela de casas encantadas más aterradora jamás escrita. El Sr. King exageraba hasta el tuétano pero parece que los dos escritores tenían más de una coincidencia. Como por ejemplo, no deja de ser curioso que en la novela, Matheson, ubique la casa encantada en Maine; territorio usado por King hasta la saciedad en sus obras literarias. En 1973, la obra literaria fue adaptada al cine con un Richard Matheson en función de guionista y supo sintetizar con éxito las 282 páginas del libro en una película de hora y media. La película fue dirigida por el británico John Hough muy ducho en lides fantásticas y terror y que un servidor desconocía de forma atroz.

El elemento diferenciador de la historia es que no trata de aquella pobre familia (con niños, por supuesto) que por el azar se encuentra atormentada por un ente tocapelotas que no deja de abrir y cerrar grifos. Sino que trata de cuatro personajes de diferente creencia y vocación, que serán contratados por un anciano de 87 años, llamado Deutsch, con el objetivo de que habiten durante una semana en la casa de la familia Belasco, el único lugar donde la supervivencia espera ser refutada. Como habrá cogido más de uno, el inicio es calcado a The Haunting (1963 y 1999) con sus leves variantes.



¿De qué va?

En 1931 y en 1940, dos expediciones visitaron la maltrecha casa de la familia Belasco, ya difunta, y sólo pudo salir una persona viva. Este superviviente fue el médium físico Ben Fischer (Roddy McDowall), que volverá a formar parte de esta nueva expedición porque le va el bondage. A este selecto grupo se unirá el físico y empírico, Lionel Barrett (Clive Revill) y su mujer Edith (Gayle Hunnicutt). Y por último, se congregará al comando, la médium psíquica, Florence Tanner (Pamela Franklin) a la que el grupo tachará de loca y sufrirá la ira de los espectros del hogar de Belasco. Personalmente, los cuatro personajes están muy bien definidos, dando a cada uno su rol para estimular el conflicto social. Ya se sabe que dentro de la casa, todo se magnifica.


Barret, el científico; su mujer, Edith; Fischer, el superviviente y Florence Tanner, la médium.
Sin hacer esas comparaciones horrorosas de gente modernilla con aires de grandeza; la película no es ni mejor ni peor que el libro, simplemente es diferente. Por ejemplo, en el libro, Barrett padece poliomelitis en una pierna y esta dolencia le afecta de rebote a su tercera pierna. Este malestar en el libro quedará patente, ya que Edith, su mujer, le recrimina con asiduidad su anomalía fálica y no dudará, siempre poseída por el ente (según ella, todos sabemos que no), en intentar beneficiarse al resto de la casa sin importarle género. En la película, la calenturienta Edith estrecha el cerco y sólo acosa al mojigato de Fischer, el superviviente de las otras expediciones. También en la película, Barret puede saltar siete escalones y goza de una virilidad ejemplar.



La médium, Florence Tanner, la vidente flipada, tanto en la novela como en la película, lleva el peso de la trama ya que el espectro de Belasco se comunica a través de ella y será nombrada oficialmente como el sparring de los poltergeist. Hasta el felino del hogar tomará a la médium como su almuerzo. Florence Tanner también representa la parte creyente de la historia y siempre entrará en conflicto con la parte escéptica del científico Barrett, dando juguillo al argumento en materia emocional. Y si entramos en opiniones personales, quizá Fischer, el superviviente de las anteriores incursiones, sea el que más me pierde en la película. En la novela representa a un tipo introvertido, con el que poder confiar ya que ha escapado del maligno Belasco dos veces. Mientras que en la película, porta un aire de tío raro bastante acentuado. Además, el llevar ese tipo de gafas de pasta no le ayuda mucho.



Comprensiblemente, más allá de las situaciones y de los lugares descartados respecto al libro, el Sr. Matheson (o la productora, o la década) elimina de la película todo el tema sexual, y la sangre es cara de ver como ya le sucedió a la adaptación televisiva de It de Stephen King. Por ejemplo, el fantasma de Belasco sí que aparece de cuerpo presente en la novela y en la película no. Y en uno de los pasajes del libro, llega a copular con su sparring, la médium Florence Tanner. Es más, Matheson en la novela, roza la grima escribiendo que la médium al abrir los ojos ve un cuerpo que la besa en avanzado estado de descomposición rodeado de una luz en el que burbujean los gases de la putrefacción (literal). También en la película se obvia una pequeña escena lésbica entre Edith y la médium Tanner, con estrujamiento de pechos inclusive. Para más inri, se aparta del metraje hasta un pellizco picarón en el culo de Florence Tanner perpetrado por el fantasma de Belasco con gran profundidad narrativa. Ja!



También Matheson deja en exclusiva para su versión entintada, varias localizaciones emblemáticas, como una ciénaga de olor insoportable donde las embarazadas de las orgías de Belasco depositaban sus criaturas. Y además se elimina del guión de la peli, una piscina olímpica donde uno de los personajes es asesinado por el ente. En la película, ese personaje fallece de forma ridícula y ya lo encuentran muerto por ciencia infusa.

En el caso contrario, donde la película sí que es mejor que el libro es que en la película se obvia como nuestros protagonistas en el tramo final entran y salen de la casa hasta en tres ocasiones. ¿Y qué pasa cada vez que entran? Qué muere alguien. Una vale, dos bueno, pero tres veces! A mí me da la impresión que Matheson en el libro quería mantener vivos a todos los protagonistas hasta el tramo final. Pero se dio cuenta de que su libro terminaba y no supo cargarse a sus personajes de forma equilibrada y los eliminó del mapa deprisa y corriendo.



Aún así, todas estas curiosidades no empañan el buen guión de Matheson para la película ya que en el celuloide se muestran los pasajes más importantes de la novela. Tampoco Matheson se estrujó mucho los sesos que digamos en los diálogos ya que son un “copy paste” de los diálogos de la novela.
Pero si hay un factor que comparte la novela y la película es su absurdo final. ¡Spoiler! Cargarse a un poderoso ente a base de improperios y calumnias me resulta profundamente ridículo. Además el ente nunca es visible en el combate final. Se insulta a la ventisca. ¡No eres ningún genio! ¡Eres un bastardo! y ya está, muerto. Épico.



La leyenda de la casa del infierno es la clásica película de casa encantada que ha envejecido mal y lleva en sí tatuada una fecha de caducidad que sólo es resucitada por la larga sombra de su escritor y guionista. Película curiosa y para complementar.



La escabrosa leyenda del fantasma Belasco:

El antiguo morador, Emeric Belasco, fue un acaudalado personaje muy dado a la celebración de orgías y a la invocación de magia negra. Sin embargo en uno de sus días de planazo, Belasco, desapareció de la fiesta dejando tras de sí, 27 víctimas mortales. A partir de ese día, no lo encontraron nunca más. Se decía que a Belasco lo llamaban el Gigante Rugiente por su enorme estatura aunque después se verificó que su gran altura fue un fraude ya que se hizo cortar las piernas para acoplarse unas prótesis porque era más parecido a un pigmeo.

El escritor Matheson se inspiró en el personaje real de Aleister Crowley para confeccionar su Belasco ya que éste fue el último mago del siglo XX. Aleister Crowley heredó una auténtica fortuna y se dedicó a celebrar orgías sexuales junto a las élites sociales tal y como hacía Belasco. También fue fundador de una orden mágica, donde el ritual sexual con sacrificios de animales y humanos fueron el pan de cada día.



Pero si hay una curiosidad potente es en el actor que encarna a Belasco y que aparece sólo medio minuto. Ni siquiera aparece acreditado. ¿Os suena de haberlo visto por Gotham? Un abrazo.





8 comentarios:

Anónimo dijo...

El fantasma es Michael Gough,el mayordomo Alfred en las cuatro primeras películas de Batman (dos de Burton y dos de Schumacher). :)

D30.

Mamen dijo...

No conocía la peli. La apunto en mi súper lista interminable, jaja.

Un abrazo!

Edu Wallace dijo...

Treintañero, no hay quién te rete. Correcto ahí está Alfred dispuesto a planchar los gallumbos del mismísimo Bruce Wayne.

Un abrazo!

Edu Wallace dijo...

Hola Eowyn,

Apúntala en tu lista pero déjala un poco debajo que seguro que tendrás mejores para echar un ojo.

Un abrazo!

Adolfo dijo...

Me he partido el ojete leyendo la entrada. Para qué negarlo. Ha habido un momento en el que describes el libro y me recordaba a una especie de versión de 50 sombras de grey con fantasmas. Luego me ha entrado la tristeza porque me he dado cuenta que 50 sombras de grey es el último libro que he leído completo (sí, lo he leído, y no, no he aprendido nada de gymkata sexual). Ya que incluyes a Michael Gough y un link con Batman, aquí va otro: ¿En qué cómic de Batman se habla de Aleister Crowley describiéndolo como una persona encantadora, educada y gran jugadora de ajedrez?

Hala, que no se diga que no contribuyo.

Un abrazo y genial entrada, cómo siempre.

Edu Wallace dijo...

Amigo Adolfo,

Conozco mucha mujer que ha leído el libro de 50 sombras y eres el segundo hombre que conozco que se ha leído el libro. El otro hombre lo leyó obligado por su mujer y me gustaría estar haciendo broma pero no. Es real.

Gymkata sexual jaja, me ha venido a la mente el Gunkata de aquella gran peli llamada Equilibrium pero el Gymkata sexual me parece más ameno.

Gran pregunta y que casualidad la relación entre Gough y Crowley fuera de mis conocimientos.
No lo sabía pero he hecho un "guguelazo" porque la curiosidad me mataba y eso es trampa. Empieza por Ark...

Gracias Adolfo por contribuir en este humilde diario. Un placer leerte y un abrazo!

Rodi dijo...

La vi hace unos años después de haber leído la (gran) novela de Matheson y la verdad es que es una buena adaptación. Tal vez le falta la sordidez de la novela, pero mantiene el tono original. Es de lo mejor que ha dado el género de casas encantadas.

Pd: ¡Buena aportación! Se echaban de menos las reseñas ;)

Saludos.

Edu Wallace dijo...

Qué tal Rodi,

la verdad que es una buena adaptación. Supongo que el que esté el autor involucrado en el guión hizo mucho aunque hay ejemplos como Stephen King o Frank Miller que en el campo del cine erraron como una escopeta de feria. Zapatero a sus zapatos que dicen. Ya voy con refranes y me reía de mi madre. Mi vejez.
Muchas gracias Rodi por pasarte por aquí y espero tener un poco de más actividad.