viernes, 21 de octubre de 2022

Aquaslash (2019)

Contiene Spoilers. La película que expondré a continuación trata de un asesino en serie que emplea toboganes acuáticos como medio criminal para triturar gente. Sin duda, la sinopsis de Aquaslash es realmente atractiva y posee una nota de 4 en IMDB pero su baja valoración no me amedrenta. He visto películas de trolls gigantes, de un conejo asesino en serie, gente que se queda atrapada en un telesilla, turistas olvidados rodeados de tiburones y de un yogur extraterrestre que parasita en seres humanos para manipularlos a su antojo. ¿Qué puede salir mal? Casi todo.

Aquaslash (2019) es una película canadiense de serie B con una duración de 72 minutos que roza el “mediometraje”. Su inicio contiene la mayoría de clichés del género. Unos jóvenes que celebran su graduación, se drogan, fornican como salvajes del Serengueti, se pelean, etc. También vemos a un guaperas protagonista que canta en un grupo de música pop-punk, la pandilla de malotes, las tías buenas, los padres manipuladores y codiciosos y los monitores que sudan de la seguridad de las instalaciones. Aquaslash es un “retroslaher”, mezcla entre Viernes 13, Piraña 3D y la maravillosa serie de los Vigilantes de la Playa.

La película no se esconde en mostrar una sugerente escena (sin sentido) de lavado de coches en bikini y por supuesto, la cocaína es el nuevo Nesquik para desayunar entre la juventud. Sin embargo, ante tal despiporre, un desconocido asesino va rebanando al personal en visión de primera persona para dejar con la duda al espectador. Aunque se palpe el misterio en sus crímenes, previamente las víctimas hablan con el homicida demostrando que hay una cercanía entre ambos.

La idea original se cimenta en una leyenda urbana que se difundía por países como Canadá o Australia donde delincuentes instalaban cuchillas de afeitar en los toboganes y se esperaban al final de la atracción para ver el espectáculo de sangre. En nuestro país, se llevaba más lo del corte de digestión si nos bañábamos antes de las dos horas. Cada país, tiene su folklore.

Después de observar dos aburridos tercios de película, abriendo subtramas insulsas y de escenas de sexo softcore, por fin vemos como el asesino coloca dos cuchillas afiladas en uno de los tres toboganes más populares. Uno de los personajes más odiosos de la cinta se percata del plan criminal e intenta alertar al resto de bañistas pero nadie le cree. Como repulsa, es lanzado por uno de los toboganes con tan mala suerte que es el bajante con el nuevo accesorio mortal. Obviamente, tampoco funcionan los walkies de los socorristas y aunque aparezcan trozos humanos al final de la atracción, los bañistas se lanzan con saña por el tobogán. Es maravilloso.

Sin embargo, no todos los bañistas alcanzan la piscina final ya que forman un tapón humano en la zona de las cuchillas que no les deja progresar. Cada desgraciado que se desliza por el conducto, provoca que el primero que estaba atrapado en las cuchillas acabe mutilado en tranchettes. Un efecto dominó mortal de lo más gracioso y para un servidor, es la mejor parte ya que como no empatizas con ningún personaje, quieres ver a todos licuados.


Comienza a correr la sangre y los trozos humanos se apelmazan en la desembocadura de la atracción a la vista del público. La película tampoco esconde las porciones de dummies que se deslizan por la rampa. La desgana de su director, no evita ver como unos bañistas se muestran impávidos aunque aparezcan rodeados de porciones humanas. Chapotean la casquería como si de una mosca ahogada se tratara.

El grupo musical donde toca nuestro protagonista se llama: The Blades (Cuchillas) y la que organiza el evento pregona que será un fin de semana de muerte al estilo de los 80. Señales de confianza. Después vemos a varios jóvenes arreglando una furgoneta Volkswagen hippie de los años 50. No importa la fidelidad de fechas porque queremos ver “chicha”.


En resumen, Aquaslash peca de tramas vacuas que son dos inaguantables tercios del metraje y el “presunto” asesino sólo se sirve de un tobogán para cometer sus crímenes sin ningún tipo de originalidad ni mecanismo sofisticado. Soy consciente de que es un producto de bajo presupuesto pero Saw (2004) triunfó con dos tíos metidos en una habitación y con un poco de gracia.  Aquaslash es una estafa donde cada escena finaliza en las aguas residuales del contenido streaming. A priori, se contaba con una idea original pero su ejecución es penosa. El espectador adquiere una prisa necesaria en ver como mutilan a los estudiantes.

Para más inri, se estrenó en el Festival Internacional de Cine Fantástico de Bruselas sin efectos visuales ni el montaje de sonido finalizado. Su director tuvo que pedir un poco de indulgencia a los espectadores para evitar el fustigamiento. Los efectos visuales son obra de la agencia Blood Brothers FX, que se encargaron de los efectos de la simpática (y también canadiense) Turbo Kid con Michael Ironside. Aquaslash fue dirigida por el canadiense Renaud Gauthier y anteriormente sólo había dirigido Discopathe, que se ambientaba en la década de los 70 y trataba de un hombre que asesinaba a personas gracias a la música disco.Curiosamente, esta última peli está mejor valorada en Filmaffinity que en IMDB. En Filmaffinity, ya se sabe que una película de autor y de un país como Canadá, es una golosina para el voto adulterado.  

                    

Spoiler: Quizá otro punto fuerte de este esperpento es el motivo por el cual una de las monitoras es la responsable de la escabechina juvenil. En un maravilloso flashback, observamos a una niña que ve como su padre se ahoga en una piscina de ese mismo parque acuático. El padre fallece por la negligencia del personal de emergencia ya que éstos estaban ocupados “dándose el filete” unos con otros. La niña quedó traumada pero esperó pacientemente a ser mujer para cobrar su venganza. Sublime.

La rotura de la cuarta pared de la asesina en los minutos finales es devastadora e impactante. (Lo siento por el “spoiler” pero igualmente no la váis a ver).

La película fue filmada en el parque Super Aqua Club de Quebec.

Como “bonus track” y para que entréis en contexto, os dejo un escrito de un periódico sobre un parque acuático maldito llamado Action Park de Vernon (Nueva Jersey). El artículo citaba: “Abrió en 1978 y cerró en 1996 para siempre con nada menos que seis muertes, incluyendo tres por ahogamiento, un ataque al corazón tras un shock en el agua, un golpe en la cabeza después de que una atracción saliese volando y una tras ser electrocutado”.


“Eso sí, no había ninguna atracción que pudiese superar el horror del famoso Giro Bomba (Cannonball Loop): la atracción estrella, compuesta de un tobogán de agua con un giro vertical completo. Es más, si hacemos caso a las leyendas urbanas que circulan por ahí, cuando hicieron las pruebas para la atracción con un muñeco, este terminó sin cabeza. Mulvihill pidió a los empleados que la probaran, y la mayoría salía de la prueba con narices sangrantes y moratones en varias partes de su cuerpo. Si eso no disuadió a los dueños para seguir adelante, nada lo iba a hacer, y la atracción salió adelante. Solo duró un mes abierta, antes de que las autoridades la cerraran a cal y canto.”

5 comentarios:

Disparatado Treintañero dijo...

Yo trabajé, en el 2002, en el Parque Acuático de San Fernando de Henares, cerca de mi ciudad, y era un foco de suciedad, las posibles infecciones, uno gitanos chabolistas cumpliendo con un "mínimo de higiene personal" allí mismo, una promoción de tarjetas familiares y, en general, una plantilla muy descontenta (aguantábamos lo que no está escrito). Aguanté apenas un mes y medio (en mis años de fanegas no "tuvieron mi talla de pantalón y polo", por lo que me dieron dinero y me los compré en un centro comercial cercano), aunque me dio tiempo a discutir con los gitanos, una batalla perdida de antemano. ¡Adiós, hasta siempre!
Ese año empecé a correr, animando por un amigo mío de esos años, y no lo he dejado, así que son el que está más en forma de mis amigos. Es lo único bueno que saqué de ese verano infernal (tiré la ropa a la basura al llegar a casa, cuando fue mi último día).

Edu Wallace dijo...

Qué tal Disparado!

Los parques acuáticos tienen pinta de haber buena fauna. Habré ido un par de veces y la verdad es que te lo pasas bien cuando eres un joven inconsciente. Ahora el simple hecho de hacer cola ya me tira para atrás aunque si pusieran cuchillas en los toboganes quizá me lo pensaba.

Nunca dejes de correr. El deporte a nuestra edad es una bendisión pa nuestro body.
Un abrazo!

Disparatado Treintañero dijo...

Perdona los errores en los tiempos verbales, pero iba muy rápido cuando quise poner el comentario anterior. jaja
Sí, son ya veinte años como corredor aficionado y mis amigos están en una forma física bastante mala, menos dos de mi misma calaña, tirando a penosilla. ¡Cómo nos trata el paso del tiempo!
Por cierto, un gilipollas a quien solía ver, con amigos comunes conmigo, me echaba en cara que no salía a correr y me lo inventaba, en esos primeros años. Pues sí, era cierto y lo sigue siendo; él está gordo y asqueroso, yo como un pincel. ¡Menudo capullo era y sigue siendo!

Aclaro unos puntos. Ese verano empezaron con la promoción de las tarjetas familiares de Parques Reunidos (entre ellos el Parque de Atracciones y el Zoo, ambos en Madrid capital), junto al temido cambio de la peseta al euro (los gitanos aprovecharon para venir "lavarse", de sus chabolas al parque). Yo daba cambio en unos pequeños juegos recreativos cerca de la entrada y me tocaba llevar dinero encima, en una riñonera, para cumplir mi función; también pasaba muchísimo calor bajo un techo de uralita. Lo pasé fatal en mi mes y medio en ese trabajo horrible (el mundial de fútbol del 2002 lo viví en parte allí, con el volumen de la megafonía bien alto).
Puse la excusa de "un trabajo mejor" y me marché, sin mirar atrás y con una alegría tremenda. No hubiese aguantado tres largos meses allí ni harto de vino (entre el sueldo, el finiquito y una beca de estudios, de la universidad, tuve dinero de sobra para ese año y el siguiente, con mucho control mientras lo fui gastando).

Un saludo.

P.D: Los cabrones de los gitanos quisieron comprar un billar, les comenté que hablaran con la dirección del parque, sin ponerme gallito en ningún momento, y les sentó mal. Robaron todas las bolas, en un descuido, y se mofaron de mi, al día siguiente. Se lo comenté a mi jefa y me dijo, "Sin pruebas te toca callarte. Son clientes y tienes que tratarles con respeto."

Rodi dijo...

Curiosa película cuanto menos, me la anoto para no verla, ya que no la dejas quedar muy bien :)

Pero lo que más me ha gustado de la reseña es lo que cuentas sobre el parque acuático real, eso sí que da miedo, jeje.

Saludos.

Edu Wallace dijo...

Eso, anótala para no verla porque hay pelis malas con encanto y pelis malas con dolor y ésta pertenece al segundo grupo.

Lo del parque acuático da auténtico temor pero no es muy diferente a las atracciones de ferias locales donde salir disparado depende de un tornillo. Me encantan las ferias y sus riesgos.

Un abrazo Rodi y gracias por dejar un comentario.