martes, 4 de diciembre de 2018

Waxwork: Museo de cera (1988)



El señor Miyagi ya advirtió al espectador que la cera sería una sustancia muy popular en el séptimo arte. Quizá las dos películas más representativas de este material serían Los crímenes en el museo de cera (1953) del genial Vincent Price y la divertidísima (e infravalorada) La casa de Cera (2005) del amigo Collet-Serra. Sin embargo, también existe una joya ochentera con tintes de comedia de terror “freak” titulada, Waxwork: Museo de cera, donde la hilaridad se hace patente en cada fotograma.

Waxwork: Museo de cera trata de un grupo de jóvenes que son invitados por un extraño foráneo a acceder a su museo de cera. En su interior, encuentran varias obras de cera que representan escenas clásicas de monstruos y de crímenes varios. La pandilla averigua que traspasando el cordón de seguridad de cada función viven la propia escena de forma real. Pero lo que no se imaginan, es que quedarán atrapados en ese espacio-tiempo y ya no retornarán a su auténtica realidad... vivos.



Inspiración y cutrez:

La película está dirigida por Anthony Hickox que se le conoce por dirigir Hellraiser III (1992) y por crear a un cenobita con CD’s incrustados en el cráneo. Gran obra, mejor persona. 
Mostrando una excelente motivación, Anthony Hickox, dirigió la película porque le ofrecieron 3.000 dólares por escribir el guión y eso era una pasta. El director se inspiró en hechos tan macabros como el llamado, la cámara de los horrores de Madame Tussaud.
Esta Madame Tussaud fue célebre por confeccionar sus moldes de cera sobre las cabezas guillotinadas de los monarcas que fueron ajusticiados en plena Revolución Francesa. Madame Tussaud montó su propio museo de cera y añadió algunos rostros criminales a la función. Entre esta colección de cabezas cercenadas se encontraban las de personajes tan ilustres como Robespierre, Maria Antonieta o Luis XVI



En medio del frenesí de la escritura, nuestro estimulado director pensó: ¿Y si hago que estas figuras de cera cobraran vida por la noche? ¿Y si aparte de representar escenas de criminales agrego a los monstruos de la Hammer a la función? ¿Y si ya que estoy, cuelo en la peli al cenobita DJ de Hellraiser III con CD's incrustados en el cráneo? No. Este último detalle no es cierto pero el resto sí que existe y es la gracia del film.

Esta clase de cinematografía de serie B, clasifica a Waxwork dentro de la definición de "hija de su tiempo" y como suele suceder en este tipo de cintas, la película se rentabilizó en el mercado doméstico aunque fuera estrenada en cuatro cines.
Según la wiki, el presupuesto fue de 1,5 millón de dólares y recaudó en cines 809.000 dólares aproximadamente. Sin embargo, vendió casi 150.000 copias en formato VHS de su versión sin censurar, alcanzando un montante de dos millones de dólares.



No engañaré a nadie si afirmo que el tono cutre impera y sólo hay que echar un ojo a las representaciones de cera del terrorífico museo. Las “figuras” tiemblan y parpadean cuando se supone... que son de cera, tal y como su título indica. No se han esmerado en disimular la “humanidad” de sus figuras con alguna prótesis o un triste maquillaje. Es más, hay una escena curiosa en la que se acerca un inspector de policía a una “figura de cera” . Al clavar un escalpelo en su cara se cambia el plano de manera acelerada y se ve una careta comprada en el bazar Lin Yuan. Y este tema sorprende ya que en los efectos visuales se contaba con Bob Keen que venía de partir la pana con Hellraiser. Aún así, encontramos una transformación de licántropo, al estilo Un hombre lobo americano en Londres, realmente muy conseguida y una aparición de un bebé zombie animatronic inspirado en !Estoy Vivo¡ (1974) que también me causó regocijo.



El propio director explicó en una entrevista, el making of de la escena final que es una risa. En esta secuencia se perpetra una extensa batalla entre los monstruos del museo de cera y una turba de octogenarios iluminatis liderada por el personaje de Patrick Macnee. En dicha contienda se vislumbra el caos y el esperpento. Y todo este despropósito se debe a que el director pretendía grabar ese final en cuatro días pero la escasez de fondos hizo que sólo le permitieran filmar en doce horas dicha escena. Anthony Hickox tenía previsto realizar una gran batalla final empleando un viaje temporal por cada función del museo. Pero a causa del escueto presupuesto, nuestro director solucionó el agravio rodando una entrañable pelea de taberna, de todos contra todos y con un Patrick Macnee montado en una silla de ruedas acorazada con papel charol. Para más inri, no hubo dinero ni tiempo para contratar a más especialistas y la mayoría de los combatientes son extras que estaban en el set porque invitaban a bocadillo. La realidad es que vemos una película curiosa donde las haya y que, sin duda, son la razón de mi existir.



Copyright y polémicas varias:

La película explica que el dueño del museo quiere resucitar a los 18 seres más malvados del universo pero para tal fin necesita cargarse 18 jovenzuelos para obtener sus correspondientes almas. Estos 18 seres del averno que aparecen en la película fueron escogidos personalmente por el director según sus miedos de adolescente. Sin embargo, por miedo a una querella de copyright por parte de la Universal, los monstruos que aparecen en pantalla se parecen a todo menos a los monstruos de la Universal.



Entre los monstruos adivinamos con dificultad a Frankenstein, Drácula, Hombre Lobo, La Mosca, el fantasma de la ópera, el Hombre invisible, una especie de GolemMr. Hyde, los Muertos Vivientes de George A. Romero y hasta el mismísimo Jack el destripador. Sin duda, el asesino Sr. Jack ha sido un personaje recurrente donde los haya, ya que también aparecía en la que se considera la primera película de terror en términos de cerumen, la muda Waxworks (1924) de Paul Leni.

Sin embargo, nunca llegó ninguna reclamación de copyright pero sí que recibieron decenas de cartas de odio contra su personaje más polémico: el Marqués de Sade. Eran la década de los 80 y media América no entendía como la protagonista seguía ensimismada del Marqués de Sade aunque éste la zurrase con un látigo de siete puntas. En la peli, ella quiere más y su cara refleja placer y eso todo el mundo sabe que es pecado. Eso sí, también recibió misivas con una visión inversa a la polémica ya que a muchas chicas jóvenes les iba ese rollo. Hay de todo en la viña del señor.



La MPAA (organismo que se dedica a clasificar las películas por edades) tuvo su especial tira y afloja con esta cinta para que pudiera conservar una clasificación "suave" y así no perjudicar su recaudación en cartelera. Waxwork contiene su gore dentro de una lógica de comedia de terror. Por ejemplo; vemos como el Hombre Lobo parte a un hombre en dos y como le arranca la testa al pobre Patrick Macnee. Todo en tono muy simpático. Pero sin duda, donde la grima se hace patente, es en la escena de la cocina, la de los vampiros, donde hay un hombre con media pierna devorada y a todo el mundo que pasa por ahí, le da por apoyarse en esa extremidad provocando al susodicho, una agonía horrorosa. 



También la MPAA se quejó de la elevada cantidad de sangre empleada ya que se usaron 152 litros de sangre sólo en la escena de la cocina (la del hombre con la pierna devorada). Esta cantidad de sangre fue bastante contundente ya que por ejemplo, es la mitad de litros que se usaron en Tu madre se ha comido a mi perro (1992) que es una película que batió récords en ese aspecto. También, en la escena del Marqués de Sade, la MPAA no dejó que se viera en pantalla que el látigo restallase en la espalda de la jovenTampoco dejaron que en la escena de los vampiros se reflejase en pantalla ningún ápice de canibalismo con la pierna de ese pobre hombre. Sólo se ve en el plano el vampiro masticando. Se insinúa y todos contentos. 

Reparto y personajes:

Uno de los personajes con más gancho de la película es el mayordomo que va perpetrando aspavientos por todo el museo. El actor que encarnaba a este personaje era Michu Meszaros que poseía una altura de 83 cm y fue el intérprete que encarnó al extraterrestre comegatos Alf



Y seguro que usted, querido/a lector/a, puede pensar que yo ya vengo a escribir sobre mis frikadas de ultratumba pero no. Waxwork: Museo de cera no es ninguna broma si echamos un ojo a su nada desechable reparto. Como protagonista vemos a Zach Galligan, el prota de los Gremlins; a David Warner, el malo de Tron (1982) y el fotógrafo de La Profecía (1976); a Patrick Macnee, que se hizo célebre por protagonizar la serie de éxito, Los Vengadores (1961-1969) y que posee un personaje lamentable en esta cinta; Deborah Foreman de La chica del Valle (1983) e Inocentada Sangrienta (1986); Dana Ashbrook de Twin Peaks o John Rhys Davies, de Indiana Jones en busca del arca perdida (1981) y que en esta cinta se presta voluntario para interpretar a un licántropo. Aunque para este último, el director prefería a Oliver Reed (Gladiator, 2000) pero no todos los días son domingo. ¿Y cómo puede ser que todo este reparto accediera a tal broma? Pues contratando a una buena directora de casting como Caro Jones, que venía de trabajar en Rocky y Karate Kid y fue una de las mejores en su campo.




Curiosidades:

El director del film, Anthony Hickox, realiza un cameo como comensal y amigo del Conde Drácula



El deseo final era realizar una trilogía pero sólo se filmó una secuela que seguía contando con Zach Galligan titulada Waxwork: el misterio de los agujeros negros (1992). Menudo título.



El actor que interpretaba a Drácula era Miles O’Keeffe (Tarzan, 1981) que no tenía ni papa del guión y repetía como un loro las palabras que le espetaba el director. También, en su interpretación, mordió con demasiada fuerza a la actriz Michelle Johnson y la actriz cabreada, comunicó al director que a este actor le faltaba un hervor.



A raíz del film, se publicó un cómic en 3D con 32 páginas en blanco y negro con efectos tridimensionales. La diversión no tiene fin.


Se puede ver detrás del profesor de instituto un cartel que cita “Nuestro descuido, su arma secreta”. Esta propaganda fue real y fue usada durante el periodo de la segunda guerra mundial. Se observan a Hitler y a Tojo en llamas. El mensaje del póster, curiosamente, era el de prevenir los incendios forestales durante la guerra.

También, según dicen, el actor que interpreta brevemente a Frankenstein es Kane Hodder, el eterno actor que encarnó al asesino de Viernes 13. Un abrazo.

viernes, 3 de agosto de 2018

Puppet Master (El amo de las marionetas o La venganza de los muñecos) 1989



La alineación de los astros ha decidido para este año que el tiempo para “mis cosas” sea escaso y de dudosa calidad. La rutina se está cargando mi amado síndrome de Peter Pan. Sin embargo, cuando uno visiona reliquias de serie B como la que expongo a continuación, el tiempo aflora desde cualquier rincón. Y he visto Puppet Master, donde ya su título, magnetiza al más incauto. Para más Inri, Puppet Master se ha hecho franquicia, de aquellas de culto, y ya consta de doce secuelas. Ríete tú de Paranormal Activity.

Historia:


La historia de este Toy Story macabro, se inicia en 1939 con un titiritero llamado, André Toulon, que mediante hechicería egipcia da vida a sus marionetas. Sin embargo, dos espías nazis, van detrás del secreto de este último alquimista y acorralan a nuestro anciano titiritero. André Toulon, al ver que su secreto se encuentra en peligro, decide esconder las marionetas detrás del estucado y volarse el cráneo en pedazos. 

50 años más tarde, un grupo de sensitivos descubre mediante poderes telequinéticos que uno de ellos ha fallecido, y que antes de morir les ha confiado un último mensaje: El hallazgo del secreto de André Toulon.


El parto de Puppet Master:

La película fue dirigida por David Schmoeller y fue un inesperado éxito para la productora de fantasía y ciencia ficción, Full Moon Productions, capitaneada por un tipo llamado, Charles Band. No obstante, la relación entre el director y el productor acabó a tortas y en las tropecientas secuelas de Puppet Master, el director ni aparece aunque éste fuera el creador de varios diseños de las marionetas. También pilló cacho el escritor del primer borrador de Puppet Master, un buen hombre llamado, Kenneth J. Hall, que también fue desterrado por el productor porque quería que su franquicia titiritera llevara el título de “historia de Charles Band” y no de “historia de Kenneth J. Hall", que quedada más feo.  


Existían intenciones de estrenar la película en cine pero nuestro productor y amigo Charles Band, decidió sólo lanzarla en formato doméstico porque preveía un beneficio mayor. En 2008, el productor autorizaría la venta de la peli por Itunes Store, creando esa cadena tecnológica tan curiosa que pasa del añejo formato VHS al mercado digital de hoy. No me puedo hacer mayor.



La idea del director de Puppet Master, David Schmoeller, por resucitar lo inmaterial, ya venía de lejos ya que quedó finalista en 1975 en la Student Film Awards con la obra The Spider Will Kill You. Dicho corto trataba de un hombre ciego que se enamoraba de una maniquí que cobraba vida. Sin embargo en dicho certamen estudiantil se encontró un hueso duro de roer y fue derrotado por el conocido Robert Zemeckis. 

También en la otra cara de la moneda, el productor Charles Band poseía un fervor amor por las criaturas, ya que popularizó obras tan fantásticas como GhouliesDolls, esta última dirigida por Stuart Gordon. Dolls (1987) contaba con una sinopsis muy similar a Puppet Master (1989) ya que trataba de unos jóvenes que se colaban en casa de un titiritero que se dedicaba a encarcelar criminales dentro de sus marionetas antropomórficas. Muy al estilo Muñeco diabólico (1988) salvando las distancias. 



Dolls tuvo 2 millones de dólares de presupuesto y Puppet Master sólo 400.000 $. ¿Por qué esta diferencia? Porque el señor Charles Band primeramente fundó Empire Pictures con las que financió míticas cintas como Ghoulies, Re-animator y la susodicha Dolls pero la productora se fue al garete. Y Puppet Master fue sufragada a posteriori con otra nueva productora creada por este señor llamada Full Moon Productions y ya suponemos que aprendió de sus errores y decidió controlar con más cautela sus presupuestos.



Primeramente, hay un guión escrito por Kenneth J. Hall bastante divertido ya que sustituía al grupo de parapsicólogos por un aquelarre de brujas modernas. Qué locura. Además, el enfermo del productor, Charles Band pidió expresamente que hubiera una escena sexual de tipo bondage en la cinta. Y Kenneth J. Hall, escuchando sus plegarias y atendiendo a su jornal, escribió la escena de sado en la que aparecían dos brujas punk vestidas de cuero. Pero al no haber brujas, el director David Schmoeller se vio obligado a plasmar en pantalla a dos de los psíquicos jugando con cuerdas y vendas. Todo muy anticlimático. El desvarío reinaba.



El gore convive con las víctimas en su justa medida y podríamos catalogarla como gore light. No llega a niveles cómicos como en Tu madre se ha comido a mi perro (1992) ni alcanza límites grimosos como el gore visto en la saga Saw. Sólo hay que observar la sangre ¿verde? "a chorro" que emana el villano de la cinta. Una sangre de color verde que según un vídeo de curiosidades se escogió para evitar que la peli fuera destinada para adultos. Aspecto que me parece una absurdez, ya que el resto de la cinta tiene contenido de sobras para condenarla y destinarla a un público adulto. 



Pero sí hay una escena maravillosa, sin duda, es en la flamante aparición de la marioneta femenina y que enlazo al final de este post. La títere posee como característica principal, el esputar sanguijuelas y vemos como recurre a ellas para engañar morbosamente a un cegado y atado amante. Aunque para momentos duros, tenemos a una de los psíquicos, Dana, que va paseando y conversando con su perro pekinés… disecado.




Pero aquí, los dueños de la función son las marionetas:



El verdadero titiritero de toda esta pantomima fue el supervisor de efectos visuales, David Allen, que hizo lo que pudo (y muy bien) mezclando movimientos mediante cables, un poco de stop-motion y la ayuda de especialistas “humanos”. 


En esta primera parte de Puppet Master vemos a:

Blade: Es la marioneta protagonista por antonomasia. Aparece en toda la saga y es el líder indiscutible de todo el tinglado marionetil. Posee una especie de gancho en la mano al más puro estilo Sé lo que hicisteis el último verano y en la otra mano se le ve una especie de cuchilla para favorecer el cerceno. Según su autor, este muñeco está inspirado en el célebre y tarado actor Klaus Kinski.



Pinhead: Otra de la marionetas clásicas de la saga. Las manos humanas que portaba la marioneta correspondían a las de la actriz Cindy Sorensen que padecía enanismo y le costó horrores esconder la cabeza mientras sostenía la marioneta sobre sus hombros. Su forma de liquidar al personal era mediante el estrangulamiento. Petequias venir a mi.


Tunneler: Marioneta con un taladro por cabeza que asesina embistiendo al personal. No se sabe con certeza mucha biografía de este muñeco a pesar de ser uno de los sempiternos de la saga. Eso sí, en la web http://puppet-master.wikia.com utilizan la forma de su cabeza como cursor. Una risa.



Kahn: Es la primera marioneta que aparece en la saga y su función es hacer de vigía para André Toulon. Tiene apariencia de Fuman Chú y desaparece de la faz de la saga en los primeros minutos de película. Te echamos de menos.



Leech woman: Mi favorita y poseedora de una de las mejores escenas del  film. Títere femenino que cuenta con una boca hecha de látex donde surge una agradable y dicharachera sanguijuela. Cabe decir que el animal era real y sólo podía salir la mitad del animal por la boca del muñeco.


Jester: La característica principal de este resucitado muñeco es rotar a un ritmo endiablado diversas partes de su cabeza: frente, media cara y mentón. Y puede adoptar cinco expresiones faciales. 




También desecharon ideas de marionetas de esta primera película por falta de presupuesto como por ejemplo, Six-shooter, que era un cachondo vaquero con seis brazos, o Cyclops. No obstante, estas ideas sí que fueron recicladas para posteriores secuelas.


Para completar, en las secuelas nos irán mostrando más detalladamente el origen de cada una de las marionetas, que como se insinúa el principio de esta cinta, todo este mundo estará muy relacionado con “cosas nazis”. Y si estos datos os parecen poco, podéis complementar esta información con una serie de cómics que lanzaron a raíz de la peli, editados por Action Lab Comics.



Puppet Master, entra dentro de mi espectro cinéfilo, donde se halla la imposibilidad de determinar un juicio justo sobre la calidad de la película ya que ni sus propios autores vislumbraban un éxito cualitativo más allá de la propia fantasía de la historia y de la ilusión que emplearon en la confección de la película. Si eres amante de la fantasía y de ese terror “barato” pero con encanto, “tipo Ghoulies”, Puppet Master se deja ver.
Para un servidor, este tipo de cintas son como ir al McDonald’s, sabes que lo que comes no es muy sano pero lo disfrutas como si se acabara el mundo.



Curiosidades:

Se crearon alrededor de la película, unas pingües cantidades de merchandising. Entre ellos diversos cómics, CD’s, un vinilo, disfraces y un muñeco que posee fluorescencia.



Soy muy malo para pillar errores de racord pero en esta escena, dado su poder “dramático”, me fijé en una misteriosa calavera que se mueve de un plano a otro.



El director David Schmoeller aparece como escritor en los créditos con un pseudónimo, Joseph Collodi.

En un momento de la cinta, hacen referencia a la pareja de actores Clark Gable y a Carole Lombard. Carole y Clark se casaron y fueron una pareja muy querida hasta que ella falleció por culpa de un accidente de avión. Se comenta, que al ser tiempos de guerra, los faros de advertencia del avión donde iba la actriz estaban apagados por miedo a ataques japoneses. El piloto no se guió correctamente e impactaron.




La actriz, Barbara Crampton, célebre por la obra de culto Re-Animator, nos deleita con un cameo en Puppet Master.


La película cuenta con un breve “como se hizo” titulado No strings Attached. Y nada más, que paséis mucho frío.