jueves, 3 de abril de 2014

El sabor de la sandía (2005)


Sinopsis:

La ciudad vive una terrible sequía donde el agua es un bien "en extinción" y sólo permanece al alcance de los más adinerados. El gobierno estimula e incentiva que se consuma sandía como sucedáneo, promulgando a diestro y siniestro sus diversos beneficios por televisión. Aun así la población se las ingenia para conseguir agua de la forma más extraña, como el personaje femenino Shiang-chyi que sustrae agua de los aseos públicos o como Hsiao-kang, nuestro actor dedicado al porno, que aprovecha el agua estancada de los depósitos de los edificios para darse un baño. Un día nuestros protagonistas rompen con su eterna soledad y sus caminos se encuentran brotando un amor especial entre ellos; pero aún no se atreven a materializar tal sentimiento. 



Reflexión “gafapastil”:

Este film será mi primer (y espero último) experimento “hipsteriano” a “bloguear”. Mi instinto más primitivo se vio atraído por esta cinta gracias a su título, su carátula y su sinopsis pero el resultado de esta experiencia ha sido realmente estremecedor. Una definición no muy alejada de la realidad sería que el Sabor de la Sandía es una handjob mental asiática venerada y asqueada a partes iguales.
El año pasado ya sufrí en mis carnes otro visionado “indie” con la película Gummo (1997) de Harmony Korine, el director de Spring Breakers, que me ayudó personalmente a afrontar este tipo de cintas y darme la suficiente paciencia para poder contemplar sin pestañear escenas como que una chica se depile el entrecejo durante 10 minutos de reloj (escena de Gummo). Sin duda, lo raro atrae y la paja mental fílmica posee una legión de adeptos y seguidores que el hombre o mujer de a pie no puede llegar a comprender. Un gran defensor de este film en Filmaffinity citaba que el resto de espectadores que la critican (negativamente) no están preparados para las nuevas estructuras cinematográficas y las grandes obras son sólo para unos pocos.
En pocas palabras, el espectador estándar no sabe y ha de morir.


Será que uno está demasiado “americanizado” o que vivo aferrado al típico guión con estructura clásica: Planteamiento, nudo y desenlace (sin desordenar). Otra experiencia divertida fue cuando me aconsejaron Mulholland Drive del colega Lynch ya que me afirmaban que no me iba a dejar indiferente. Acertaron. Me pregunté a mi mismo en forma de bocadillo pensante que era aquella mierda que todo el mundo veneraba y nunca pude vociferar ese análisis porque sabías que te iban a despellejar vivo a lo Martyrs. Analizando ese film en concreto uno se da cuenta que no deja de tener un guión clásico representado desordenadamente pero eso tampoco quita que la cinta sea más rara que un restaurante chino con terraza. Uno reflexiona e intenta entender las nuevas tendencias pero en mi pensamiento sólo se origina un axioma, una verdad irrefutable y es que yo soy más de la Cannon.



La peli:


El sabor de la sandía es una horrible comedia erótica considerada por muchos individuos con pantalón de pana, como una gran película de culto. Esta oda taiwanesa al surrealismo más voraz podría haberse titulado el sabor de la sandez pero no deja de ser una cinta original y hará las delicias de aquellos consumidores de contenido visual que se deleiten con cintas como la gran el Perro Mongol doblada al iraní.


El film cuenta con un inicio prometedor donde una mujer desnuda se coloca medía sandía entre sus piernas mientras por la derecha del plano aparece el protagonista masculino falto de postre. Nuestro protagonista empieza a lamer la sandía con fruición y a introducir los dedos en la fruta consiguiendo que la fémina gima de placer. Obviamente la sandía queda mal trecha y la pareja acaba impregnada del escandaloso zumo que ha fluido del melón de agua. No contento con ello, el protagonista masculino va introduciendo los trozos de fruta en la boca de la mujer a lo que finaliza la escena con el fornicio de toda la vida, con la particularidad de que él se ha acomodado en su testa media cáscara de sandía.


Sin duda, estaríamos hablando de un film softcore (porno blando) ya que se visualizan actos sexuales, onanismos varios y raros y un par o tres de facials cums, con uno de ellos en la conclusión de la película, realmente espectacular. Ese final consta de una brutal deep throat donde un servidor inexperto ve en aquella escena una violación oral y sin avisar en toda regla mientras otro público con la misma escena contempla una declaración de amor prohibido entre los protagonistas.
En ese inicio prometedor, también aparece nuestra protagonista femenina delante de un televisor. El audio del aparato nos introducirá en la historia y nos explicará que hay una sequía de gran magnitud y que se privará a la población de agua corriente. La sandía es la solución. También es curioso como el gobierno estimula el uso de la sandía como medio de comunicación. Si ofreces una sandía pequeña y amarilla a otra persona es que sólo sois amigos pero si es una sandía grande y roja, aquella noche mojas. Pronto me veo entregando lombardas para realizar cópulas.


Hasta ese punto, la curiosidad invade al espectador y se deja llevar por la paranoia del argumento pero toda esa originalidad se rompe como una sandía golpeando al suelo cuando la película avanza hacia lo cutre. La cinta empieza a abarcar una sucesión de escenas hilarantes sin ningún sentido contando con sólo dos diálogos de dos frases en todo el film.



Tanto las escenas surrealistas como la metodología de su director al rodar, llegan a exasperar hasta a un muerto como aquella secuencia musical donde él lleva un gorro en forma de pene o el uso de interminables planos fijos con la cámara colocada en pasillos, ventanas o cajas y sin que suceda absolutamente nada; o aquellos planos a pies y sombras. Su director Tsai Ming-Liang se jacta que en su filmografía nunca ha usado guión ni storyboards ni ná (pa qué) y si uno visiona el Sabor de la Sandía verá que esta afirmación es lo único lógico de la película.



Pero hay un lado poético de la cuestión, muchos entendidos ven en el argumento ideas tan eclécticas como la horrible soledad, la desgana del individuo en el sistema, una sociedad demasiado dependiente del sexo; hasta alcanzar teorías como que la lágrima de la protagonista en la escena final simboliza el fin de la sequía o que cuando el personaje masculino introduce su pene hasta el esófago de la mujer nos transmite el despertar del amor entre ambos.


En conclusión, el Sabor de la Sandía es un film experimental y pretencioso que consigue colmar al espectador de un aburrimiento exacerbado. Sin embargo el apoyo de la crítica y los diversos premios que ha recibido la han elevado a un culto incomprendido secundada por un público igual de incomprendido. Quizás para revistas como Cahiers du Cinema o cinéfilos que pueden ver en un bidé y una esponja una trágica historia de amor puedan disfrutar de esta película pero para un público empírico y soñador sin llegar a cotas ridículas, les será más entretenido ver un entrenamiento de la selección de Turkmenistán.


Curiosidades:

En la habitación de la chica se puede observar un póster de la película Papillon (1973) de Steve McQueen y Dustin Hoffman.



Curiosamente en el DVD sólo está doblada en los idiomas castellano, catalán y chino. ¿Where is el inglés de toda la vida? No lo necesito tampoco, es para llenar.

Obtuvo premios en el festival de Berlín… sí Alemania, aquel país donde realizan clásicos como el Perro Mongol y también ganó el premio a mejor actor, premio de la crítica y el premio especial del jurado en el festival de Sitges del 2005.

Dicen que hubo espectadores del festival de Berlín que se levantaron de sus butacas en el momento de la escena final.


El director Tsai Ming-Liang dijo que si esta película no le reportaba beneficios se dedicaría a rodar pelis porno.


La estatua con la que se rozan unas bailarinas en uno de los sketchs musicales corresponde a la estatua de Chiang Ka-Shek que fue otro chino colgado de la vida que gobernó Taiwan con mano de hierro durante 25 años.


Para más inri, uno de los dos únicos diálogos que aparecen en el film es cuando la chica le dice a la estrella porno - ¿Aún vendes relojes? Esta idiotez que el espectador no puede entender en el film proviene de otra película del mismo director titulada ¿Qué hora es allá? Donde aparecían los mismos actores y él le vendía un reloj a ella. Aún así el Sabor de la sandía no es una secuela de ¿Qué hora es allá?


El título original de este film es Una Nube al Borde del Cielo. Si queréis saber el nombre original en taiwanés solamente dejar caer una moneda por una alcantarilla y escuchar su sonido.

Un abrazo,

PD: ¿Tenéis alguna peli paranoica que no aconsejaríais ni a vuestro peor enemigo?