
En estas fechas tan lúdico-festivas siempre viene bien un poco de retrospección, de calidez con la gente y de explicar hazañas personales al lector y lectora.
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Mi premio al esfuerzo |
Adelanto que no fui uno de esos agradables infantes que mediante su verborrea pueril debían dar pistas al concursante para adivinar la palabra escondida, sino que hice de azafato, de chico florero o como cita el recibo, de auxiliar artístico. Mi aparición fue igual de escasa que mi memoria pero recuerdo como si fuera ayer cuando tuve que portar un mega gallifante metálico hecho de una aleación de plomo y hierro que pesaba como un muerto. Aparte, dada mi estatura, no alcanzaba la superficie de la mesa, cosa que me obligaba a levantar a plomo (nunca mejor dicho) el aborto de figura a la par que debía mantener el equilibrio al subirme a un peldaño para alcanzar a los concursantes. Un show. La solución de la productora a tal contratiempo fue la siguiente: empezar a grabar cuando la mitad de la peana del mega gallifante ya estuviera bien apoyada en la mesa y así yo salir airoso físicamente de la permuta. Ni Scorsese.
Qué gracia el "sellaco" de TVE y !con un IRPF de sólo el 10 %.¡ |
Mi señora madre me sugirió, que en la entrega de premios, les comunicase a los concursantes una enhorabuena y les lanzase un besito al aire para hacerme el simpático. Lo que no se calculó fue que mi enhorabuena fue dirigido a la pareja que no ganó. En otras palabras, les felicité por perder. Sin embargo, todo quedó en la inocencia de un niño y me llevé un Muchas gracias corazón propinado por la bonita actriz Natalia Dicenta; y de milagro no me llevé un beso de esta señora por la altura del puto peldaño antes mencionado.
Conocí a Natalia Dicenta
y al mago Magic Andreu. Recuerdo que
nos hizo un truco de magia y se pasaba pelotitas de una mano a otra y también
las hacía desaparecer. Yo flipé con tal prestidigitación pero le hicimos repetir tantas veces la
argucia que un poco más nos hace desaparecer a nosotros del cabreo.
No hace falta mencionar el duro casting que sufrí para
llegar a tal cometido. Creo que éramos más de 5.000 niños que luchábamos por el
puesto y gracias a mi chispa pude ganar al resto. Es cachondeo, fue por enchufe. Algo muy patrio.
Mi compañera se llamaba Edurne y el destino quiso que nos juntáramos Edu y Edurne. De Edurne, nunca más
se supo y si ves el vídeo no hace falta que te pongas en contacto ya que no sabría que decirte.
He aquí mi longeva carrera cinematográfica.
Un abrazo.